Las plantas trepadoras son un gran recurso para armar cercos, pérgolas o cubrir paredes y además proporcionan sombra e intimidad. Hay una variedad infinita de plantas trepadoras, las hay perennes y caducas, arbustivas y de tronco blando, con flores o sólo follaje. Pueden trepar mediante tallos sarmentosos que se enganchan a cualquier objeto o bien son de tallo débil y necesitan de un soporte para evitar los efectos del viento. En cuanto a su desarrollo, algunas plantas trepadoras crecen muy rápido y otras tardan años en llenar el espacio que ocupan. La mayoría prefiere el sol, y unas pocas están mejor en la sombra. Es esencial para su buen crecimiento un suelo rico en nutrientes, y riego regular, sobre todo en verano. La poda por lo general se realiza dos veces por año, normalmente a principios de la primavera y cuando termina la floración.
“Al empezar armar un jardín y pensar las plantas que vamos a colocar es importante que se vea reflejado el paso de las diferentes estaciones, las hojas que se ponen rojas, los árboles que pierden todo su follaje y los nuevos brotes que vuelven a nacer con un verde intenso”, expresan las paisajistas Consuelo de Bary y Alejandra Berisso. Pero ambas destacan la importancia de mejorar con un buen sustrato el suelo en los barrios de la zona de Nordelta y alrededores antes de empezar a diseñar todo el jardín, para que las plantas crezcan sanas y fuertes. Para ellas las plantas trepadoras son un gran recurso para tapar paredes, muros, rejas o armar cercos, pérgolas y galerías, creando pequeños espacios de intimidad, decorando y embelleciendo fachadas, dando sombra, reduciendo la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior en las casas, entre otras cosas.
Cada enredadera puede ser elegida con una función especial: una Glicina (wisteria) de flores azuladas que se deja ver desde la casa por un gran ventanal, fue plantada en la zona de la galería para decorar el techo de la misma, dando sombra y color a través de sus vistosos racimos en primavera y sol en invierno; un jazmín azórico (Jasminum azoricum) fue pensado para armar uno de los cercos, ya que es de crecimiento rápido y frondoso y va bien a pleno sol. En la zona del quincho se buscó crear intimidad a través de una Akebia quinata, una planta trepadora y arbustiva de crecimiento rápido, que ofrece su color verde durante todo el año y a principios de la primavera da flores de color púrpura. Cubriendo una reja del costado se dejan ver sólo en el verano las flores perfumadas de la Mandevilla Laxa (dipladenia) que disimulan y dan color. Formando un camino aparece una pérgola de rosas trepadoras Pierre de Ronsard de Meilland y Gloria Day que dan flores desde la primavera hasta el otoño, creando un movimiento diferente dentro del jardín que sirve de guía para marcar un recorrido. Más adelante, como cubre suelo perenne, se destaca al fondo del jardín la Hiedra inglesa (Hedera hélix) logrando un espacio de fantasía y cuento que surge bajo los árboles.
“Es importante elegir enredaderas con diferentes características”, explican las paisajistas, “para dar vida y ritmo al jardín e ir equilibrando entre lo que se queda y se cae. Por eso no recomendamos armar cercos muy altos con el fin de tapar espacios, ya que quitan luz y vida al jardín. El uso de árboles estratégicamente dispuestos y cercos a una altura normal logran dejar de ver pero con un movimiento expansivo”.
Formas, colores y texturas, pueden ser algunas de las consignas para elegir las plantas trepadoras de nuestro jardín.
Por Pauline Walker
