Barrios Cerrados: pasado, presente y futuro

barrio-1Los barrios cerrados nacieron a fines de los años 80. Su origen está en los clubes de campo que se construyeron en las afueras de Buenos Aires entre los 40s y los 70s, y también en algunos conjuntos de viviendas en Propiedad Horizontal que se desarrollaron en distintas ciudades, buscando privacidad en el centro de las manzanas urbanas.

Se trataba de conjuntos de un par de manzanas, con una barrera que disuadía a los visitantes que no tenían nada que hacer ahí.

Aprovechando la expansión que permitieron la privatización simultánea de las autopistas, la red de teléfonos y la de gas, la frontera de las ciudades se amplió a mediados de los 90s, abriendo el sueño suburbano a muchos que antes no soñaban con alcanzarlo.

Las barreras, que en el caso de los clubes de campo se justificaban por el requisito de dejar entrar sólo a miembros o invitados, se transformaron en el símbolo –ya que como bien sabemos no son realmente la garantía- de la seguridad que empezaba a ser más difícil de conseguir “afuera”.

Hoy todo esto es historia antigua: con varios cientos de barrios cerrados en las afueras de las ciudades grandes, medianas y chicas,  y cientos de miles de personas viviendo su vida casi exclusivamente dentro de ellos, los barrios cerrados son una institución nacional, un contradictorio símbolo de los tiempos.

Una serie de creativos artilugios inmobiliarios y notariales permitieron aprobar barrios residenciales de tamaños, formatos y ubicaciones que nunca debieron haber existido. Esto creó enormes barreras al crecimiento de la ciudad abierta e impide conexiones territoriales que ahogan el tráfico.

Su diseño con calles cortadas, sus barreras y cercos cercenan el derecho a la libre circulación a todos los visitantes, sean amigos, obreros de la construcción, visitantes y hasta el servicio doméstico.

Más allá del derecho de la gente de vivir en un ambiente suburbano, privado, cubierto de césped, sin cercos, queda claro que las externalidades negativas para toda la sociedad de estos emprendimientos superan en mucho los beneficios que les  han otorgado a sus escasos habitantes.

En su afán de crear una naturaleza aún más natural, estos emprendimientos han afectado de modo casi irreversible miles de hectáreas de paisaje original, desplazado fauna y flora nativas y tierra productiva, modificado el comportamiento hidráulico de cuencas fluviales, impactando las áreas aledañas.

La segregación física, social y económica que es la característica actual de este momento nuestro país nunca ha estado tan de manifiesto como en municipios como Pilar y Tigre, las mecas de estos emprendimientos, que son territorios imposibles de recorrer si no es sobre la autopista, que está saturada muchas horas del día.

Los barrios cerrados deben evolucionar para responder a lo que hoy necesita nuestro país, más integración e inclusión social. El suelo urbanizado escasea y es muy caro, pero esto ocurre después de más de dos décadas de enorme expansión suburbana.

La tierra ya desarrollada sería suficiente para paliar todo el déficit de suelo en nuestro país, pero en las bajísimas densidades actuales sólo sirve para cristalizar aspiraciones de exclusividad de pocos, que exigen no ver a sus vecinos cuando abren sus ventanas a enormes lagunas, a veces celestes como el Caribe, o verdes campos de golf.

Nuestro país debe cambiar sus lineamientos de desarrollo urbano, desde el ámbito público y el privado, para impedir que se sigan reproduciendo esta clase de exclusiones.

La frontera urbana debe ser contenida, y los barrios abiertos existentes deben ser consolidados, promoviendo densidad, usos mixtos e integración social.

El respeto a los paisajes y ambientes naturales debe prevalecer por sobre las fantasías de agua cristalina y topografías artificialmente verdes.

Para los barrios cerrados existentes, como lo ha dicho recientemente Eduardo Costantini en la conferencia de AEV en Batimat, sólo queda desandar su camino y abrirse, dentro de lo que permite su diseño ya de por sí excluyente, para recrear el contacto social, la inclusión y las mezclas que nos hicieron alguna vez un gran país.

Se necesita tranquilidad y seguridad, pero no a costa de la convivencia. Nuestros hijos, los de toda condición social, deberían disfrutar de un espacio público seguro y bien cuidado, sin tener que pagar por ello.

Como lo prueba el cambio de paradigma inmobiliario en los Estados Unidos, primer exportador de barrios suburbanos, no sólo se vive mejor en la ciudad abierta, compacta y conectada, sino que los negocios inmobiliarios son más rentables por la variedad de productos que permiten.

Quizás sea un poco tarde para los barrios cerrados existentes, pero de todos modos es imperativo que cualquier nuevo emprendimiento en nuestro país promueva el bienestar y la seguridad de todos, y no solo de pocos.

Por Pablo Guiraldes

*Arquitecto Especialista en Urbanismo, Director Nacional de Desarrollo Urbano del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda.

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2 Comments
  1. No puedo entender como estos supuestos expertos en urbanismo quieren que vivamos todos apretados en torres para que tengan mas negocios inmobiliarios y trabajo ellos. Donde esta escrito que que es mejor vivir apiñados y rodeados de cemento. Toda obra humana afecta la naturaleza, prefiero un lago o un campo de golf que una torre con pileta. Los que vivimos en Nordelta no nacimos aquí, venimos de experimentar lo que ellos pregonan, calles abarrotadas de gente, inseguridad, falta de modales y urbanismo, smog, histeria y stress.
    Parte ademas de la falaz premisa que es necesario mas gente en el conglomerado de Bs As cuando la política debe ser de lograr que mas gente viva en el interior donde el espacio sobra y la densidad es mucho menor.
    En Nordelta convivimos con lechuzas, carpinchos, liebres, gallaretas y patos, cosa que no experimente en San Isidro o recoleta » zonas abiertas al gusto de los urbanistas».
    Cual es la integración que pregonan? no viene de vivir en un barrio abierto, los hijos de Barrio norte van a colegios privados y no se juntan con los de otras zonas cercanas. No pueden salir a jugar a la pelota a las plazas porque esta prohibido y se las roban. La integración es que alguien camine por la puerta de tu casa? tengo mas contactos con mis vecinos ahora que cuando vivía en departamento en Las Heras y Callao o en San Isidro.
    Nos quieren convencer para hacer negocios cuando nos vendieron otra cosa.

  2. Este profesional, urbanista, quiere que se abran los barrios privados o los countries u urbanizaciones cerradas para que nadie se sienta segregado o discriminado. Pero lo que no dice es que , en ese caso, inmediatamente los dueños de las casas van a levantar paredones con alambres de pua y/o electrificados como sucede sin excepcion en San Isidro u otros barrios residenciales; con una garita por manzana, sin chicos en la calle jugando a la pelota o andando en bicicleta, sin parques abiertos. Porque nadie va a querer que se le meta un extraño por el parque y que entre por la cocina.
    Eso es mejor?? Eso es urbanismo moderno?
    Prefiero que nadie se sienta discriminado pero para eso es necesario igualar para abajo? En vez de fomentar igualar para arriba, como corresponde, o sea que las autoridades den mas seguridad a toda la gente, quiere que todos se sientan inseguros, que haya inseguridad para todos y todas.
    Quieren que desaparezcan los barrios cerrados?, perfecto,den seguridad a la gente. En los 60/70 habia seguridad, se vivia con las puertas abiertas, sin rejas y no habia barrios privados, los countries eran contadisimos y para disfrutar los fines de semana. Casi nadie vivia en ellos. IGUALEN PARA ARRIBA Y QUE HAYA SEGURIDAD PARA TODOS Y TODAS.

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