Nuestros hijos están sobreexigidos -Constanza Bonelli

NUESTROS HIJOS ESTÁN SOBREEXIGIDOS

Por Lic. Constanza Bonelli

Los tiempos de esta era son increíblemente rápidos. Las características digitales nos marcan un ritmo de vida al extremo. Tanto adultos como niños acostumbran hoy a tener agendas cargadisimas de actividades como si eso fuera sinónimo de éxito. 

Nuestros hijos están sobreexigidos -Constanza Bonelli

En los más chicos podemos observar que luego de una larga jornada escolar vienen las actividades extracurriculares y las tareas para la escuela. Esto crea agendas que empiezan 7 a.m. y terminan alrededor de las 20 hs. ¿Dónde queda espacio para las actividades recreativas o de ocio tan necesarias para el desarrollo saludable de toda persona? Casi no queda, porque es habitual que hasta en los fines de semana de los niños encontremos actividades que “deben” hacer para la escuela, fútbol, rugby, hockey, más los deportes del club o del barrio en los que estén anotados, sin dejar de lado a quienes necesitan apoyo escolar y en ocasiones sábados o domingos se prestan para esa actividad.  

La intención de casi todos los padres que se adaptan a la realidad multitarea actual es la de brindarle a sus hijos las mejores condiciones para que puedan formarse y tener herramientas para la vida adulta. “Cuanto más formados estén mejor les irá” podría ser una máxima de esta era. En un punto eso tiene algo de cierto, mayor cantidad de conocimientos puede resultar en buenas herramientas para el futuro. Pero esta idea no es completa, deja por fuera aspectos importantísimos del desarrollo. Tan necesario como la formación académica o deportiva es la formación de la personalidad, la creatividad, la fortaleza, la seguridad, la autoestima. Y no siempre se desarrollan adecuadamente cuando nos sentimos sobrecargados de exigencias. 

Y pareciera que esta exigencia llega desde el nacimiento o incluso durante el embarazo. En todo el proceso del desarrollo existen parámetros estándares que es necesario alcanzar, aunque sea entrar en el rango esperable para cada etapa. Cada vez que esto no ocurre sobrevuela la idea de que las cosas no están yendo bien. ¿Cómo fue el embarazo?, ¿el nacimiento, el primer año de vida?, ¿cuando habló, cuando caminó, cuando socializó adecuadamente?, ¿ya dejó los pañales?, ¿duerme sólo?, ¿tiene amigos?, ¿lo invitan a jugar?, ¿hace deporte?, ¿qué actividades extra escolares realiza?, y podría seguir un rato largo haciendo preguntas. No es que las respuestas a esta preguntas no sean importantes, claro que lo son. Pero en la actualidad parece haber un exceso de exigencias para que los niños no sólo se desarrollen adecuadamente, sino que se preparen un poco más, y tal vez podemos estar pasando por alto que la sobre exigencia no sólo no favorece el desarrollo sino que puede perjudicarlo y mucho. Y a veces podemos ver que hay poca tolerancia a lo particular, es decir, a las características personales de cada niño, que no se adaptan a estadísticas, y termina siendo visto como lo sintomático, lo distinto, lo que no llega bien, lo problemático. Terminan siendo chicos que “no se adaptan bien” y necesitan ser tratados incluso, en ocasiones, medicados.

Nuestros hijos están sobreexigidos -Constanza Bonelli

Es un mal actual por el que tanto la generación de los padres como la de los hijos están atormentados de exigencias. No se trata sólo de exigirles a ellos cumplir con cantidad de actividades, también los adultos están viviendo de este modo, sobrecargados, súper exigidos, para poder mantenerse productivos en una realidad hipercompetitiva, en una situación del país que hace las cosas muy difíciles. Así la ansiedad de los adultos es transmitida a los niños, que además de tener que cumplir con sus propias exigencias ven a sus padres “vivir a full”. 

Es importante tener en cuenta que la evolución es particular y que va más allá de estándares estadísticos. Que forzar la adaptación cuando necesita más tiempo para ser alcanzada no es saludable. Que no dejar espacio libre para la recreación, el ocio o el descanso no permite el desarrollo de la capacidad creativa tan necesaria para la vida. Que la sobreexigencia en los niños puede producir la sensación en ellos de no ser lo suficientemente buenos, cuando no alcanzan a responder como se espera, y que esa sensación atenta directamente contra su autoestima. Muchas veces cuando esto sucede, es decir, cuando la adaptación a las exigencias no sale de acuerdo a lo estadísticamente esperado, aparecen síntomas en los niños que pueden agudizarse en el futuro. Desde malestares físicos hasta desconfianza en sí mismos que pueden desencadenar distintas patologías psíquicas. 

Es importante brindarles a los niños las mejores condiciones para su buen desarrollo, pero entendiendo que deben ser considerados todos los aspectos si se busca un resultado saludable. Jugar es tan bueno y necesario como estudiar. 

La característica vertiginosa de la actualidad enferma a niños y adultos. En los más grandes aparecen síntomas por estrés como pueden ser ataques de pánico, depresiones, como también síntomas físicos que se desprenden de las alteraciones fisiológicas que el estrés provoca. En los más chicos observamos ansiedad, obesidad, inseguridad y baja autoestima, entre otros síntomas frecuentes. 

Nunca es tarde para “bajar un cambio” si vemos que estamos pasados de exigencias, y si observamos que nuestros hijos están necesitando espacios menos exigidos para encontrarse consigo mismos y descubrirse de un  modo creativo.

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                                             Consultorios en Nordelta y Belgrano: 4871-6634 / 156-272-2973

                                                             UBA matrícula 31906

                                    Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina

                                                             licbonelli@gmail.com / Ig: Lic.constanzabonelli

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