Entre la Iglesia Sagrada Familia y el centro cultural de Judaica Norte, se encuentra la ya inaugurada Huerta Circular del centro cívico de Nordelta, un espacio concebido para conectarnos con nuestro entorno, con la tierra, la fauna, la flora y también con los demás. Este nuevo espacio nos invita a generar comunidad a partir del cultivo de nuestro propio alimento, rescatando el valor de dicha tarea y despertando “al agricultor que está en nosotros, en nuestros antepasados, en la simpleza de la tarea diaria de ver crecer nuestros alimentos”, como definen sus creadores. Ellos son Lucía Radeljak (coordinadora general, emprendedora y especialista en nutrición orgánica), Martín Clark (diseñador gráfico, huertero y terapeuta), Renata Valgiusti (ingeniera agrónoma con masters y doctorado en agronomía orgánica) y Eduardo Fernández (empezó haciendo huertas orgánicas a domicilio para concientizar sobre los beneficios del cultivo orgánico).
La huerta tiene forma circular como símbolo del punto de encuentro e intercambio de la comunidad y como protección natural para las especies plantadas (el perímetro fue sembrado con aromáticas y herbáceas que ayudan a prevenir la aparición de insectos y plagas). La misma es llevada adelante por este equipo de cuatro especialistas quienes se encargan diariamente de cuidar y mantener las plantaciones. Solamente se usan métodos y recetas con derivados de material orgánico (como el compost) para mantener suelos y plantas saludables. “Sembrar orgánico no es una nueva moda, es volver a las prácticas de antes para poder preservar hábitos saludables. Estas prácticas implican un cuidado más intensivo de las plantas, evitando el uso de fertilizantes y pesticidas químicos y/o de especies genéticamente modificadas para poder disfrutar de frutas y verduras más nutritivas y sabrosas”, explica Lucía Radeljak. “Desde la huerta adherimos a la necesidad de acercarnos a un comercio justo, ayudando a los pequeños productores, comprando local, artesanal, conociendo a los productores y a cada persona que hay detrás del producto”, asegura.
Dentro de las plantaciones ya existen 80 especies de frutas y verduras, 20 especies de plantas aromáticas y 2 montáculos de árboles frutales. La Huerta Circular es un espacio abierto para quienes quieren compartir saberes y aprender sobre la naturaleza, ofreciendo múltiples programas como talleres de huerta orgánica, reciclaje, cocina y nutrición, y días de trabajo comunitario, entre otras actividades. Asimismo, tiene un costado solidario, por eso los fondos recaudados por las ventas serán destinados a la Fundación Nordelta. Pero eso no es todo, sus creadores se asociaron con la Cooperativa Creando Conciencia para la realización de los canteros de madera plástica, algunos de ellos cuidados por chicos de la Fundación Nordelta, otros por el Grupo Tau del barrio La Alameda y otros por Casa Angelman. También existe una colaboración recíproca con otras huertas para compartir saberes, ellas son: Cruz Sur Uruguay, Huerta Circular Chile y Perú, Huertos Roma Verde de México, entre otras. Se los puede encontrar en www.huertacircular.com.ar, escribiendo a info@huertacircular.com.ar, en Facebook como huertacircularnordelta o en Instagram como @huertacircular.
Más allá de la huerta, en el mismo predio hay una tienda con frutos secos, garbanzos, mermeladas, miel, especias, té y yerba, entre otros productos fraccionados y envasados en el barrio Las Tunas. Funcionan tres containers: un bar de jugos y ensaladas orgánicas, la tienda que mencionamos y un depósito. Del cuarto de hectárea que ocupa el predio en la actualidad, la idea es crecer hasta llegar a las dos hectáreas, y eso depende la colaboración y de las ganas con la que se vayan sumando los vecinos de la zona. “Creemos que este sueño no tiene techo mientras tenga quien lo sueñe. Ya sembramos la semilla, la vimos crecer y hoy ya es de todos. La intención es que se propague, que existan más huertas y más círculos humanos alrededor de ellas”, sueña Lucía en diálogo con Locally. “Esta idea nació de un sueño que compartía con mi hermana. Las dos estudiamos ciencias sociales, y compartimos la misma pasión por la vida natural de campo. Nuestro sueño era crear un espacio comunitario donde los vecinos pudieran integrarse alrededor del cultivo de la huerta y la cocina; dos actividades clave en la vida de nuestro antepasados que se fue diluyendo en las últimas generaciones. Cultivar y cocinar, son dos actividades tan simples como esenciales para el ser humano que tienen, además, la particularidad de llenar de significado nuestro día a día. Son las pequeñas ceremonias que nos hacen sentir más realizados y conectados con uno mismo y con el círculo que nos rodea; la familia, los amigos, la comunidad”.
-¿Cómo se combinan educación, solidaridad y ecología en la huerta?
-Son tres hilos que se van trenzando a lo largo del proceso. Lo llamamos proceso porque la huerta es dinámica, está viva y va cambiando constantemente. Con las estaciones, con la fauna y con la gente. Cada día que pasamos en la huerta aprendemos. La sensación es que uno llega a trabajar en la huerta. Pero al retirarnos podemos sentir a la huerta trabajar en nosotros. Aprendemos a ensuciarnos las manos y no sentirnos ‘sucios’, a entrar en comunión con los tiempos de la huerta, a conectarnos con los sonidos y los aromas. A disfrutar cada regalo de la naturaleza; un atardecer, una llovizna, un nuevo brote. Y lo más increíble es que todos tenemos igual acceso a estos aprendizajes. La huerta integra a compañeros con discapacidad, a personas de distinta cultura, edad y origen. En la huerta disfrutamos todos por igual. Aprendemos la importancia de la diversidad. La diversidad enriquece y llena de prosperidad la huerta. Y lo mismo aplica a la sociedad. Estos son los valores que se plasman en el ADN de HC. Por eso invitamos a todos a ser parte: niños, adultos y ancianos. Vecinos de Nordelta y vecinos de otros barrios. Chicos con distintas capacidades. Colegios, fundaciones y ONGs tienen su lugar a través de cursos, voluntariado, actividades terapéuticas y encuentros.
RECUARDRO 1:
Especias que se pueden encontrar en la huerta:
Aromáticas: Burrito, Aristolochia, Negui, Salvia Uliginosa, Citronela, Pasionaria, Lemon Grass, Lavanda, Orégano, Romero, Curry, Menta, Cedrón, Ruda, Piretro, Tomillo, Ruda, Ajenjo, Lantanas.
Flores comestibles: Margaritas, Copete, Conejito, Caléndula, Taco de reina, Violeta, Crisantemos.
Nativas: Pavonia Hastata, Salvia, Verbena Boranriensis, Carqueja, Ascelpias, Nierimbergia, Sen de Campo, Barba de Chivo, Suico, Lantana, Tasi, Pasionaria, Aristolocchia, Fimbriata.
De estación (Primavera-verano): acelga, remolacha, puerro, alcaucil, lechugas varias, radichio, negui, kale, ají picante, zapallo anco, zucchini, verdeo, tomate cherry, tomate perita, tomate amarillo, sandía, melón, pepino, puerro, verdeo, zanahoria, perejil, pimiento, berenjena, achicoria, rúcula, escarola, maíz, albahaca.
RECUADRO 2:
¿Cómo se puede formar parte de la propuesta?
- Haciendo las compras en la huerta.
- Los vecinos pueden ser parte de las familias fundadoras y apadrinar un cantero, que será identificado con el nombre de cada familia a cambio de la producción fresca de la huerta.
- Proponiendo nuevas actividades para la comunidad.
TXT/RECUADRO3:
La Huerta Circular es un espacio abierto para compartir saberes, aprender y experimentar en comunidad,
a partir del contacto con la naturaleza y la vida orgánica.