“Mi hija tiene las carpetas incompletas porque no presta atención”. “Mi hijo se distrae en clase”.
Si la atención no está ubicada en el pizarrón ni en la maestra, ¿dónde está entonces?
Nuestra mente funciona las 24 horas del día, incluso cuando dormimos. La atención está focalizada en algún lado, siempre. Hasta cuando decimos “tengo la mente en blanco”, la mente está enfocada en ese “blanco”.
Estar en el aula prestando atención durante tiempos prolongados, escuchar a la maestra y a sus compañeros, esperar su turno, obedecer, inhibir sus impulsos, son aspectos que suelen ser difíciles para muchos chicos. Por eso muchas veces nos preguntamos si los niños realmente no prestan atención o si la misma está focalizada en otro lado. Si su atención no está en lo académico es, en primer lugar, porque no hay deseo puesto en lo escolar. La clave aquí está en motivarlo. Esto aplica para todos los chicos, tengan o no un diagnóstico. A ningún niño le agrada que la maestra le ponga malas notas por carpeta incompleta, que desapruebe las evaluaciones y “que mamá y papá me hagan sermones de por qué no estudio”. Aquí sin dudas hay un hijo que padece y que necesita ayuda.
La capacidad para mantener la concentración puede variar de acuerdo a la actividad que se realice. Pensemos en los hobbies de los chicos y el tiempo que le dedican sin interrupción ni desconcentración: la atención es selectiva. ¿Qué pasa con la atención? ¿En dónde está cuando no está en el aula? Ese foco desconocido puede llegar a ser su futura vocación, un hobbie, un don o también un dolor, una angustia, problemas sociales o familiares. La desatención puede ser causada por factores emocionales, influenciados muchas veces por el ambiente en el que vive el niño. Las opciones pueden ser infinitas pero hay que encontrarla para enriquecerla o eliminarla, si fuera necesario. Se debe conversar con ellos y generarles un espacio para que puedan poner en palabras aquellos sentimientos y emociones.
Desde el momento en que el niño es escuchado, comienzan a producirse automáticamente grandes cambios positivos. El objetivo debe ser descifrar dónde ponen la atención cuando no es en la maestra ni en los contenidos escolares. Como adultos, tenemos que ayudarlos a que seleccionen aquello que necesitan aprender en el colegio.
El 2017 comenzó. Es el momento de descansar. Dejar que la mente se focalice en cuestiones placenteras y lúdicas, en momentos en familia y con amigos. Luego de las tan esperadas vacaciones comienzan las clases una vez más. Propongamos objetivos viables, pequeños, accesibles. Paso a paso y a su debido tiempo. Estoy convencida de que este es el momento para enseñarles. Asentar en ellos huellas positivas que les sirvan para aplicar en los aspectos de sus vidas. Ayudémoslos a crear en su mente recuerdos positivos asociados a lo académico, brindándoles las herramientas para luego poder enfrentar al mundo. Fortalecerlos con valores positivos que los ayude a elegir. Descubrir por dónde vuela esa mente aprendiz.
Todo sujeto tiene recursos positivos. Simplemente es cuestión de descubrirlos.
Lic. Guadalupe Del Campo
Psicóloga infanto juvenil
15-6489-8549