Inés Garland, mujer multifacética si las hay, trabajó en varios rubros antes de hacer de la escritura su principal profesión. Hoy, desde su novela “Piedra, Papel o tijera”, que fue reconocida con muchos premios a nivel nacional e internacional, nos invita a sumergirnos en los paisajes del Delta, para presentarnos una historia de amor adolescente, una historia de encuentros y desencuentros que suceden al compás del ritmo ribereño.
“El día que conocí a Carmen y a Marito, el jardín de la isla había amanecido inundado. Los árboles parecían flotar muy derechos y las casas de los vecinos, al otro lado del río, eran como animales acuáticos, inmóviles sobre sus largas patas…” Así comienza la novela, con descripciones simples y muy visuales de las tan conocidas crecidas de la zona. “El Delta es un lugar que me trae muchos recuerdos. Viví momentos increíbles allí, desde mi infancia hasta mi juventud. Hoy sigo pensando que es mi lugar favorito en el mundo”, afirma Inés. “Sus paisajes, su gente, su ritmo y lo mejor, acá nomás, frente a la ciudad de Buenos Aires”.
Trayectoria y reconocimientos
Al ser una geografía tan familiar y querida por ella, el paisaje del Delta aparece en otros cuentos como: “El Remolino”, “Las Otras Islas”, y “El Ultimo Muelle”. Volviendo a su novela juvenil, “Piedra, Papel o Tijera” (editada por Alfaguara) recibió en el 2009 el premio destacado de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina (ALIJA). Además, fue traducida al alemán y al francés, y obtuvo el premio Deutscher Jugenliteraturpreis (el más prestigioso de la literatura infantil y juvenil de Alemania) como mejor novela del 2013 en ese país, entre las 3000 propuestas publicadas ese año.
Dueña de una gran imaginación, a los 6 años ya contaba a sus compañeras de colegio historias de las aventuras que habían sucedido la tarde anterior, y fue a los 11 años, en un verano en Mar del Plata, cuando se quedó sin ir a la playa, para dar vida a su primer cuento sobre una princesa de papel que se enamoraba de un soldado tijera. Después de eso, pasaron los años y la vida, y muchos trabajos en donde escribir historias era una actividad paralela. “Creía que no tenía talento suficiente, porque me comparaba con los grandes escritores de la historia y lo que yo hacía me parecía insuficiente”, cuenta Garland, que reconoce que escribir la ordena y la enriquece.
Este impulso vital la lleva a escribir sobre los vínculos, los encuentros y desencuentros, el amor, el desamor, la ilusión y el desencanto. “Me gusta escribir sobre el mundo emocional, pero también aparece el mundo de la materia, la naturaleza y nuestro cuerpo”, enumera.
También expresa que no sabe si escribe para chicos o para grandes cuando empieza las historias. Las voces aparecen. Como ocurrió en “El Jefe de la Manada”, su primer libro para niños, o en el libro de cuentos “Una Reina Perfecta”, expresamente para adultos y uno de los más significativos para ella. “Todos responden a una mirada propia, al recorte singular que hago de la vida”, sintetiza.
Actualmente sigue trabajando como traductora y da talleres literarios una vez por semana en su casa de Vicente López. En cuanto a la escritura, acaba de terminar “Las Zorras”, un nuevo libro de cuentos para adultos y una novela juvenil “Los ojos de la noche”, que también se publicará en Alemania. Con varios proyectos entre manos, Inés no para de sorprendernos.
Por Pauline Walker
Fotos: Carla Cardarelli