“Happy holi” es la expresión que escucharemos con más frecuencia si estamos en la India a inicios de la primavera. Conocido también como el festival de los colores o la fiesta del amor, el Holi era en su origen una celebración religiosa hindú. Considerada una de las tradiciones más espectaculares de su cultura, alegría, luz y color inundan las calles y lugares públicos de las ciudades, donde se dan batallas de polvos de colores y agua. Originalmente, colores derivados de plantas naturales como cúrcuma, neem, dhak, kumkum, resulta un espectáculo cromático irrepetible.
En la naturaleza, la celebración de color viene dada por la profusa floración, emblemática de la estación.
¿Por qué sucede esta floración?
Por un mecanismo de supervivencia. Las flores constituyen los órganos reproductivos de las llamadas plantas con flor o angiospermas. A diferencia de las coníferas, los helechos o los musgos, caracteriza a este grupo la producción de semillas a través de la fecundación sexual. Para estas plantas, las semillas son la próxima generación, y sirven como el principal medio a través del cual se perpetúan y se propagan.
¿Qué se requiere para que este proceso suceda?
Que exista un agente que realice la polinización: el proceso de transferencia de polen desde los estambres hasta el estigma donde germina y fecunda los óvulos de la flor, haciendo posible la producción de semillas y frutos.
Mientras que en algunos casos el viento o el agua realizan la polinización, las plantas que requieren de un agente polinizador animal desarrollaron mecanismos de atracción y recompensa para determinadas aves e insectos mayoritariamente, con los cuales guardan una relación específica.
Flores de colores vistosos y aromas llamativos, para atraerlos y alimento: néctar y polen como recompensa. Por ejemplo, para atraer colibríes con flores rojas y naranjas, ciertas plantas producen carotenoide, el mismo químico presente en el pigmento del tomate y la zanahoria. Otras producen pétalos de colores brillantes y patrones ultravioleta para atraer a las abejas.
Como vemos, esta táctica de supervivencia no es coincidencia. Los investigadores consideran que características de las flores como forma, color, fragancia y presencia de néctar son el resultado de la coevolución con cada especie de polinizador.
Tan exitosas han sido las plantas con flores en ese proceso evolutivo, para llegar a representar el 90% del reino vegetal terrestre hoy, con unas 257.000 especies vivientes.
En términos paisajísticos, elegimos mayoritariamente herbáceas perennes cuando buscamos aportar color con flores a un jardín. Se trata de plantas de consistencia no leñosa que viven más de dos años. Podemos conseguir crecimiento y floración eligiendo especies apropiadas a las condiciones, y llevando adelante cuidados básicos, comenzando por la plantación.
Suelo rico, profundo y bien drenado son requerimientos compartidos por la mayoría de estas especies. Para dar respuesta, incorporaremos compost a los canteros en lugares con buen suelo o haremos recambio, donde sea necesario. Considerar el tamaño final de cada planta y su espacio para desarrollarse, nos llevará a plantarlas a la distancia necesaria según la especie.
Cubrir el cantero con mulch o corteza nos facilitará las tareas de mantenimiento en las estaciones cálidas. Riego sin mojar follaje ni flores es el recomendado, junto con recorridas periódicas de observación y seguimiento de potenciales plagas o enfermedades y el recorte de flores pasadas, para un aspecto prolijo y una mayor floración.
Algunas herbáceas destacadas de floración primaveral:
Iris louisiana, barbados, sibirica
Salvias (con sus múltiples variedades)
Dietes
Verbena
Hemerocalis
Crinum
¡Feliz primavera con mucho color!
Lucila Bustos
www.odaalverde.com
