Ansiedad, el malestar que no se ve pero se siente

La ansiedad forma parte de nuestra biología: es una respuesta natural ante situaciones que percibimos como amenazas. Sin embargo, en los últimos años se ha convertido en uno de los principales desafíos de salud mental a nivel mundial.

La Lic. en Psicología, María Lucila León Caeiro (MN 79954), profesional de DIM Centros de Salud, nos ayuda a entender sus síntomas, señales, consecuencias, y cómo abordarla desde un enfoque integral.

Ansiedad, el malestar que no se ve pero se siente

La ansiedad afecta a millones. Según la OMS, durante el primer año de la pandemia los trastornos aumentaron un 25% a nivel global. En 2019, ya se estiman 301 millones de personas con ansiedad. Las mujeres tienen un 67% más de riesgo que los hombres, y se calcula que la mitad de la población enfrentará algún trastorno mental antes de los 75 años. La ansiedad, en mayor o menor medida, nos atraviesa a todos.

«De por sí, la ansiedad no es mala, sino que debe ser entendida como una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes, peligrosas o inciertas. Es un mecanismo de supervivencia que nos ha ayudado a mantenernos alerta y reaccionar rápidamente en toda nuestra historia evolutiva. Sin embargo, cuando se activa con demasiada frecuencia o intensidad, puede convertirse en un problema» advierte la Licenciada en Psicología María Lucila León Caeiro de DIM Centros de Salud.

En Argentina, los trastornos de ansiedad son los más frecuentes en salud mental, con una prevalencia del 16,4%. Sin embargo, muchos casos no se diagnostican ni se tratan: solo el 11,6% de quienes padecen algún trastorno reciben atención, y apenas el 30,2% de los casos severos acceden a tratamiento profesional.

Ansiedad, el malestar que no se ve pero se siente

«La ansiedad deja de ser normal y se convierte en motivo de consulta profesional cuando interfiere significativamente con la calidad de vida de las personas, con su bienestar emocional o el funcionamiento diario» explica la especialista. «Es más, la ansiedad no tratada puede tener un impacto considerable en la salud física, especialmente cuando se vuelve crónica. Aunque es una respuesta emocional, la ansiedad activa mecanismos fisiológicos que, si se mantienen a largo plazo, pueden desgastar el cuerpo. Puede afectar al sistema nervioso, sistema cardiovascular, sistema respiratorio. entre otros».

Los síntomas

Son muchísimos y de los tipos más variados de indicadores y señales. «La ansiedad cotidiana puede aparecer con síntomas físicos como palpitaciones o aceleración del ritmo cardíaco, tensión muscular, sudoración, temblores, dificultad para respirar o sensación de ahogo, mareos, náuseas, entumecimiento, etc.» enumera la licenciada. «Y, si nos enfocamos en los síntomas psicológicos y emocionales, detectamos preocupación excesiva o persistente, miedo o sensación de que algo malo va a pasar, sensación de «volverse loco» / perder la cabeza, ideas con respecto a la muerte, dificultad para concentrarse. Esto puede producir dificultad al dormir, inquietud, evitación de situaciones temidas» completa León Caeiro.

El celular y las redes sociales

El uso excesivo del celular y de las redes sociales está directamente relacionado con un aumento de los niveles de ansiedad, especialmente en adolescentes y adultos jóvenes, aunque también afecta a otras edades. Esta influencia se da por múltiples factores que impactan tanto emocional como fisiológicamente. «Esa necesidad de parecer, estar, pertenecer y estar en estado de alerta permanente agrava y profundiza los niveles de ansiedad» comenta la experta.

¿Qué hacer?

«La psicoterapia es una de las herramientas más efectivas para tratar la ansiedad. En dicho tratamiento se busca identificar pensamientos automáticos o repetitivos que sostienen el cuadro ansioso, a su vez la idea es poder establecer una restructuración a nivel cognitivo que le permita al paciente mejorar su calidad de vida en comparación a previamente comenzar terapia. La idea es poder concientizar al paciente y trabajar a partir de cada subjetividad mejorando sus hábitos, rutinas y creando una red de apoyo» recomienda la licenciada.  «Además, podemos poner en práctica tres hábitos diarios que ayudan a manejar la ansiedad como la meditación, actividad física diaria y realizar un tratamiento correspondiente».

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