En verano, los niños suelen pasar largas horas al aire libre y participar en diversas actividades recreativas. La Dra. Gabriela Messere, experta en Gastroenterología Infantil de DIM CENTROS DE SALUD, ofrece consejos clave para cuidar a los más pequeños durante esta temporada.
1. LA HIDRATACIÓN ES CLAVE
La deshidratación es una amenaza silenciosa en verano. Para identificar los primeros signos en niños, es importante prestar atención a síntomas como boca seca, llanto sin lágrimas, irritabilidad y menor cantidad de orina. La especialista aconseja:
- Bebés menores de 6 meses: Leche materna o fórmula, sin necesidad de agua adicional.
- A partir de los 6 meses: Ofrecer pequeñas cantidades de agua (60-120 ml al día).
- Niños mayores: Requerirán entre 1.3 y 2 litros diarios, dependiendo de su actividad física.
El agua fresca es la mejor opción y se recomienda evitar bebidas azucaradas, que no aportan los electrolitos necesarios. Los bebés menores de 6 meses deben ser alimentados exclusivamente con leche materna o fórmula, que contiene suficiente agua, no es necesario ofrecerles agua adicional.
La hidratación no solo depende del agua, sino también de los alimentos que los niños consumen, como frutas y verduras que contienen una alta cantidad de agua, lo cual también contribuye a mantenerlos hidratados.
2. ALIMENTACIÓN SEGURA Y SALUDABLE
Los alimentos perecederos son aquellos que, debido a su alto contenido de agua o componentes, pueden descomponerse rápidamente si no se mantienen a temperaturas adecuadas. Por lo tanto, deben mantener adecuada cadena de frío constante. (las carnes, pescados, lácteos, huevos y platos cocinados, deben mantenerse refrigerados a temperaturas de 4°C o menos.) Los alimentos no se deben dejar fuera de la heladera por más de 2 horas (o 1 hora si la temperatura ambiente supera los 32°C). Si la familia va a viajar o salir, asegurarse de que el refrigerador o la heladera portátil mantenga una temperatura constante y segura. Otra opción es el uso de bolsas de hielo o paquetes de gel congelado.
Para prevenir intoxicaciones y malestares digestivos, la Dra. Messere sugiere:
- Evitar la contaminación cruzada: Separar alimentos crudos y cocidos.
- Higiene estricta: Lavar frutas y verduras adecuadamente y desinfectarlas con agua potable segura, incluso si se van a pelar. En algunos casos, puede ser recomendable usar vinagre diluido.
- Evitar consumir alimentos fuera de su envase original y vigilar la fecha de caducidad.
- Recalentar los alimentos a más de 75°C para eliminar bacterias.
Es fundamental separar los alimentos crudos de los cocidos para evitar la contaminación cruzada, utilizando recipientes herméticos o bolsas para sellarlos y evitar el contacto entre ellos. También es necesario lavar bien los utensilios, tablas de cortar y superficies antes y después de manipular los alimentos.
En lugares donde la calidad del agua potable es incierta, es recomendable consumir agua embotellada y evitar el hielo que podría haberse hecho con agua no segura. Al viajar a zonas con condiciones de higiene deficientes, se debe tener cuidado con los alimentos que no provienen de fuentes confiables o no están completamente cocidos. Si se come fuera, es mejor elegir restaurantes que sigan estrictas normas de higiene, como una adecuada conservación y manipulación de los alimentos.
3. MODERAR EL CONSUMO DE ULTRAPROCESADOS Y GOLOSINAS
El exceso de golosinas y comidas ultra procesadas puede generar desequilibrios en la microbiota intestinal, reflujo, acidez y malestar estomacal, además de aumentar el riesgo de obesidad. Estos alimentos suelen tener un alto contenido de azúcares, grasas saturadas, sal y aditivos artificiales, pero muy pocos nutrientes esenciales. Se recomienda priorizar:
- Frutas y verduras frescas.
- Postres naturales como frutas de estación.
- Comidas ligeras y fáciles de digerir en días calurosos.
Por lo general, estos alimentos son bajos en fibra, contienen poca agua, y tienen altos niveles de sal y grasas no saludables, lo que favorece el reflujo ácido y provoca malestar estomacal o acidez. Además, pueden irritar el revestimiento del estómago y aumentar el riesgo de gastritis o úlceras. También están vinculados a un mayor riesgo de obesidad infantil debido a su alta densidad calórica.
4. ATENCIÓN A LOS PROBLEMAS GASTROINTESTINALES
Si un niño presenta síntomas de gastroenteritis como vómitos, diarrea o fiebre, es fundamental:
- Administrar soluciones de rehidratación oral en pequeños sorbos.
- Evitar bebidas azucaradas.
- Controlar la temperatura y, si la fiebre persiste, consultar a un profesional.
«Es importante actuar rápidamente para evitar que la situación empeore y para que el niño se recupere lo más pronto posible. La gastroenteritis es comúnmente causada por infecciones virales o bacterianas y tiene síntomas como vómitos, diarrea, dolor abdominal, fiebre y malestar general», explica la especialista. «Si el niño tiene vómitos y diarrea, asegurarse de observar si hay signos de deshidratación (boca seca, poca orina, piel seca, irritabilidad, llanto sin lágrimas, entre otros), ya que es una complicación grave que debe ser tratada de inmediato».
Si el niño tiene fiebre (por encima de los 38°C), es importante vigilar la temperatura y administrar medicamentos como el paracetamol o ibuprofeno (siguiendo las dosis recomendadas según la edad y peso del niño). Ofrecer pequeños sorbos de agua, suero oral o soluciones de rehidratación oral (como Pedialyte o solución casera de agua con sal y azúcar cada 5-10 minutos). Si el niño no tiene apetito, no forzarlo a comer. Solo asegurarse de que se mantenga hidratado.
Monitorear la temperatura corporal y usar ropa ligera en un ambiente fresco. Si la fiebre supera los 38°C o dura más de 48 horas, consultar a un médico. Ofrecer alimentos suaves cuando el niño se sienta mejor, evitando los grasos y picantes.
Controlar signos de deshidratación y buscar atención médica si es necesario. La gastroenteritis es muy contagiosa, por lo que es clave lavar bien las manos después de cambiarle el pañal o limpiar vómitos, y desinfectar las superficies en contacto con el niño.
5. HÁBITOS SALUDABLES PARA EL VERANO
- Mantener una hidratación adecuada: Agua como bebida principal durante todo el día.
- Incorporar las frutas y verduras de temporada que no solo aportan hidratación, sino también vitaminas y fibra.
- Limitar las golosinas y alimentos ultraprocesados.
- En los días de mucho calor, es mejor optar por comidas ligeras y fáciles de digerir. Evitar platos muy grasos o fritos.
- Evitar postres con alto contenido de azúcar, optar por frutas frescas.
- Tratar de mantener una rutina regular de comidas para evitar que los niños «picoteen» constantemente. Esto ayudará a controlar el apetito y evitará el consumo excesivo de alimentos poco saludables entre comidas.
- Hacer actividades físicas al aire libre, nadar, andar en bicicleta o hacer caminatas.
Gastroenteróloga Infantil de DIM CENTROS DE SALUD (MN 92711 // MP 330912)
Leer más noticias similares.