Tendencias en decoración

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Hoy en día hay dos grandes corrientes en interiorismo: la primera es la que hace culto de las tendencias atándose rigurosamente a un estilo y la segunda la que prioriza a quienes viven cotidianamente esos espacios. Los estilos netos como el minimalismo, que no da opciones a salir de sus lineamientos para pensar en las necesidades de cada familia, dieron un paso al costado. Una casa es minimalista o no lo es, no hay término medio. La tendencia actual es fusionar estilos para ganar naturalidad sin atarse a una corriente particular del diseño.

 

Acompañar puramente a las tendencias es estar a la moda, tener una casa de catálogo, seguir los pasos de diseñadores famosos que son quienes marcan el rumbo según sus colecciones o trabajos. Implica una actualización periódica, que si bien los ciclos en decoración son más largos que en indumentaria, igualmente resulta bastante ambicioso poder estar siempre en la cima de la vanguardia.  Las casas muy acopladas a esta tendencia se vuelven impersonales, vacías de carácter y repetitivas.

 

Actualmente los protagonistas no son los espacios, son las personas, las experiencias que se generan, las vivencias, los recuerdos. La tendencia es rodearse de elementos que apelen a los sentidos, a la emociones. Las leyes del diseño puro y duro pueden transgredirse, los estilos vigentes dejan lugar a las licencias y es posible hacer ese mix que permite llegar a un resultado mucho más interesante: una casa linda, canchera, con personalidad y a la moda pero no demasiado.

 

Si tuviera que hacer un ranking de los estilos actuales, que sirven de base para definir el rumbo de una decoración, el primero sería sin dudas el Escandinavo o Nórdico y muy de cerca lo siguen el Industrial, Shabby, Vintage y Retro. Todos son un buen punto de partida para tomarlos como inspiración y en base a eso crear espacios con voz propia, personales y con onda. Son estilos con reminiscencias a otras épocas, nos invitan a intervenir y agregar recuerdos, contar historias, mostrar más de cada familia, lucir recuerdos de viajes y los muebles u objetos heredados de una abuela.

 

Algunas características de cada estilo

ESCANDINAVO: surgió en los años 20, en Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega. El material por excelencia es la madera natural. Pero también utilizan mucho el vidrio, el metal, madera laqueada y las fibras naturales. El funcionalismo es un pilar fundamental para un estilo que se define como moderno y funcional, colmado de elementos sencillos -desde el diseño- pero siempre de utilidad. La idea de diseño democrático, surge en el hecho de que los diseños debían mejorar la calidad de vida a través de productos funcionales y accesibles para todo el mundo.

Los interiores son eclécticos donde conviven antigüedad y modernidad, pero por sobre todo tienen que ser simples, confortables y alegres.

 

INDUSTRIAL: su origen se da en los años 50 en la ciudad de Nueva York donde cada vez más galpones y fábricas en desuso comenzaban a usarse como viviendas o estudios. Los metros sobraban y la estética era muy particular: mucho ladrillo, metal, grandes entradas de luz por lugares poco convencionales. La característica principal es la desnudez de los materiales constructivos, todo queda a la vista sin ningún tipo de maquillaje u ornamento. Los materiales en la decoración son los metales, las chapas oxidadas, el vidrio, las maderas rústicas y de secciones generosas, el cuero envejecido. Estructuralmente el ladrillo, instalaciones a la vista, pisos de cemento, los materiales son los protagonistas.

Los interiores son amplios, responden a la tipología de loft sin recovecos ni divisiones, con pocos muebles pero de gran porte, despojados de ornamentación, de gran calidez debido a la madera y a la paleta de colores neutros. Los textiles que acompañan bien son los algodones, linos, fibras naturales y panas, todo en la gama de los neutros: blanco, gris, greige (toda la gama de gris + beige), negro.

 

VINTAGE: es un estilo donde la consigna es que los elementos tengan por lo menos 20 años o más, lo suficiente para tener un trato especial pero no lo suficiente como para ser considerado un objeto de anticuario. Está inspirado mayormente en los años 40, 50, 60 y 70.

Entrar a un interior vintage es como entrar a una capsula del tiempo, transportan inevitablemente a la casa de los abuelos, a fotos familiares antiguas, a una película, a un lugar de la infancia. La paleta de colores no es estricta aunque principalmente está compuesta por colores fuertes dependiendo de cuál sea la década de procedencia de los elementos que formen parte de ese ambiente. Los patterns o estampados son protagonistas indiscutidos, aunque pueden variar los diseños según la época específica: flores, figuras geométricas, rayas, etcétera.

Los materiales son la madera, el vidrio tanto transparente como de color, la cerámica y las melaminas de colores.

 

Hay muchos estilos con reminiscencias del pasado, cada uno con sus características particulares pero todos tienen eso que nos lleva a otra época: Retro con reversiones o copias de muebles de otras décadas pero fabricados en la actualidad, Shabby Chic con una paleta de colores claros y maderas patinadas y decapadas, espíritu romántico y las flores como en elementos indiscutible. El estilo Hippie Chic o Boho que transporta a los 60´s y principios de los 70´s donde la paleta de colores y estampados se vuelve estridente. Todo se combina con todo, la libertad es casi absoluta, aunque se puede volver intenso si no se frena a tiempo.

 

Hoy en día los interiores no siguen una tendencia neta, el mix de estilos es la forma de combinar elementos de diferentes épocas, tendencias de diseño e incluso procedencia.

La casa ideal es la que logra la combinación de materiales, texturas, paleta de colores, terminaciones, iluminación, textiles y focos de interés de manera equilibrada. Se termina de armar con elementos que tengan que ver con sus dueños y le den personalidad y carácter. Lo que se consigue en este caso son espacios más interesantes, cálidos, agradables, armoniosos, funcionales y con sentido de pertenencia. También son atemporales y evolutivos porque mutan según las necesidades que vayan surgiendo en cada familia. No es lo mismo una familia con un bebe o con chicos chiquitos, que con adolescentes. Cada casa es diferente, única y eso es lo que las vuelve únicas.

 

Una casa que cuenta la historia de sus ocupantes no puede ser aburrida ni caer en lo obvio. Es común ver que los objetos se repiten de casa en casa. Hay tendencias y marcas que se ponen de moda, amigas que nos hacen enamorar de objetos que lucen en sus casas. Para poder darle personalidad a tu casa y que tenga estilo propio hay algunas cosas que se pueden hacer: comprar en distintos lugares, sin tentarse con los combos prearmados; animarse a las ferias de antigüedades; hacer algún DIY; comprar diseño de autor; incluir recuerdos de viajes; armar un Gallery Wall con fotos, objetos enmarcados, algún cuadro (todo vale, hasta los dibujos de los chicos); incluir una colección que te represente; incluir algo heredado; armar tu paleta de color en función del efecto; pensar la iluminación según los usos de cada ambiente, la luz dimerizada es más cálida y genera un clima muy particular; agregar texturas para generar contrastes y dar calidez; agregar verde… ¡volvieron las plantas de interior!

 

Hoy en día lo importante es tener claro qué se quiere lograr, ir sumando cosas de a poco (siempre es mejor poco pero de calidad) y pensar en una casa para vivirla donde toda la familia disfrute de sus espacios y que recibir amigos y familia sea el mejor plan.

 

 

Por Carolina Pergamenik

Diseñadora de Interiores y Arquitecta,

www.stylistinaction.com

caro@stylistinaction.com

 

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