Daniel Orsanic: El deporte como aprendizaje

Daniel Orsanic: El deporte como aprendizaje NordeltaDaniel Orsanic llega a la entrevista y se muestra cordial y relajado. Atrás quedaron los días tensos de la Copa Davis, el mes pasado, incluyendo el angustiante partido de más de 6 horas que Leonardo Mayer le ganó a Joao Souza. A pesar de ser temprano por la mañana, Daniel ya tuvo una reunión y salió a correr por Los Castores, su hogar desde hace más de 10 años, y donde fundó la escuela de tenis barrial. “Siempre trato de hacerme tiempo para correr un poco, me despeja”, cuenta. Cuando se le pregunta por su llegada a Nordelta, Daniel se muestra feliz con su vida en la Ciudad Pueblo. “Nosotros ya vivíamos en Nordelta antes de tener la casa”, dice entre risas. “Cuando teníamos el terreno pasábamos todos los fines de semana acá, recorriendo, en el centro de informes, en la pileta del Club House, la verdad es que lo disfrutamos muchísimo. Acá mis hijos juegan en la calle todo el día, como hacía yo cuando era chico”.

Su carrera en el tenis empezó de muy chico, impulsada por su padre, también profesional del circuito y profesor. Desde muy temprana edad se interesó por el deporte, ya sea tenis o fútbol, pero siempre como actividades recreativas. No se decidió por seguir el deporte blanco como carrera hasta entrada su adolescencia, dando sus primeros pasos en el Club Arquitectura. “Recuerdo que mi primera gira la pude hacer con la ayuda de algunos alumnos de mi padre, porque nosotros no podíamos pagarla solos”, asegura.

Comenzó en los torneos hoy conocidos como Futures, que a través del tiempo y con mucho esfuerzo fueron convirtiéndose en Challengers, consiguiendo su primer título profesional en esta modalidad en Brasil en el torneo de Goiana, en 1991, hasta escalar al más alto nivel de competición de la ATP. Daniel ostenta 8 títulos y 7 finales en su carrera y una interesante recorrido por el mundo (representó a un club holandés). Se lo puede considerar un experto en dobles, pero como singlista llegó a tener la clasificación 107 del mundo. En la etapa final de su carrera, Orsanic alternó las competiciones del circuito ATP con lo que en el futuro sería una nueva gran pasión: entrenar a otros tenistas.

Hoy en día mucha gente lo reconoce por su rol como capitán del equipo de Copa Davis Argentino, guiando a los mejores tenistas de nuestro país en una competición que es ya una obsesión para el deporte argentino, pero desde el año 2013, Daniel ocupa el puesto de Director de Desarrollo del la Asociación Argentina de Tenis, sucediendo a Tito Vázquez. Su trabajo consiste en seguir detenidamente el progreso de las futuras promesas del tenis argentino.

“Es un trabajo que sinceramente me encanta, estar cerca de los jugadores en momentos de su carrera donde tienen todo por delante, son esponjas”, comenta.

Dejando el deporte de lado, Daniel apunta a cuestiones básicas y necesarias para cualquier persona en etapa de formación, ya sea para convertirse en un jugador de tenis del más alto nivel o, como él cuenta, para la vida misma. “Al ser un deporte individual, el tenis te obliga a estar solo frente a un montón de situaciones que son paralelismos con la vida”, sostiene. “Te hace enfrentarte a la frustración constantemente. Un jugador de tenis, por más bueno que sea, se equivoca mil veces en un partido y aprender a lidiar con cosas como esas en el deporte te ayuda a poder enfrentarlas en la vida”.

Orsanic considera que estando en el lugar que ocupa tiene la posibilidad de ayudar a formar el carácter de los jóvenes jugadores en una etapa fundamental de su vida. “Me da más satisfacción poder guiar a los chicos que a un jugador top, como Nadal, que prácticamente no tenés nada que enseñarle”, dice en diálogo con Gallaretas.

Este pensamiento, basado más en la importancia del aprendizaje más allá del deporte, es lo que él intenta trasmitir también como capitán del equipo de Copa Davis. Sobre la posible dificultad que puede llegar a representar manejar un equipo de profesionales del más alto nivel, con diferentes personalidades, en un mismo equipo, asegura: “Yo creo que el hecho de que el tenis sea un deporte individual no juega en contra de armar un equipo, al contrario, lo potencia. Si tenés un equipo de gente que individualmente ya está armada con las herramientas necesarias y se complementan entre ellos, mucho mejor. Lo individual hace a lo grupal”.

Además, rescata la importancia de los ‘grandes’, como ejemplo para los más chicos. “Quiero que el equipo de la Copa sea un espejo para los más jóvenes. Ver a los monstruos del tenis argentino todos juntos tirando para el mismo lado, alentándose en las series, motivándose los unos a los otros, es muy sano para los que vienen abajo, ellos los admiran muchísimo y van a crecer viendo eso. Después de todo ellos son las futuras figuras”, afirma.

Por Facundo Cabrera.

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