La vida en red

La vida en red por Lic. Constanza Bonelli

Las redes sociales son el modo de relacionarse de la era digital. Las amistades en la web tienen características muy distintas a las que existen fuera de ella. Son masivas y globalizadas, lo que permite crear miles de amistades entre personas que poco se conocen entre sí y que, muy probablemente, nunca se verán personalmente.

La vida en redInternet, además de lo positivo que nos aporta, también nos enseña, día a día, a tener menor tolerancia a la espera y a la frustración, ya que nos recompensa de modo instantáneo brindándonos cada respuesta que le pedimos. Como si se tratase de una “mamá permanentemente presente”, a nuestra plena disposición, que nos dá todo lo que le pedimos y sin hacernos esperar. Salvo que «no esté», que se corte temporalmente la conexión, situación que es vivida con altos grados de angustia para los mayores usuarios de la web.

No será fácil que este tipo de respuesta inmediata no habilite una adicción. Este modo de funcionar despierta ciertos mecanismos cerebrales que, por la segregación de distintas hormonas como la dopamina y la adrenalina, convierten en una tarea muy difícil el poder mantenernos fuera de la red.

Esta situación es considerada por los expertos que desarrollan las aplicaciones y los videojuegos para lograr mayor cantidad de usuarios. Los especialistas en salud mental, cuando intentamos comprender y ayudar a quienes desarrollan esta dependencia a lo digital, tenemos en cuenta que no sólo existen factores biológicos en la necesidad de estar conectados, sino que también observamos aspectos psicológicos y conductuales como parte de esta adicción que deben ser analizados en conjunto.

Respuesta inmediata, gratificación asegurada, y algo muy importante si es que está en falta, atención. Atención de a miles, que compensa seguramente una mirada que no resultó suficiente en aquellas personas con dependencia a las redes.

Desde el inicio de la vida parte de nuestro desarrollo cuenta con la necesaria mirada amorosa de nuestros padres a partir de la cual iremos comprendiendo quiénes y cómo somos, mientras construimos nuestra identidad. Llegados a la etapa de la adolescencia transferimos la importancia de la mirada de nuestros padres a nuestro grupo de pares, que se encargará ahora de darnos esa valoración sobre nosotros mismos que necesitamos para terminar de construir nuestra identidad. De este interjuego dependerá la autoestima, que en la adolescencia es fundamental para un adecuado desarrollo de la personalidad.

Cuando observamos acciones que ponen en evidencia la necesidad excesiva de la mirada de los otros, podemos pensar que se trata de situaciones en las que la mirada constitutiva inicial ha sido deficitaria o excesiva, dando lugar a un desarrollo sintomático como puede ser el abuso de las redes sociales. Una baja autoestima necesita la aprobación permanente de la mirada ajena para compensar una mirada de sí mismos defectuosa. Por este motivo las redes sociales inciden directamente sobre esta cuestión de la autopercepción si es que no es adecuada. Cada “Like” es una “muestra de amor” como cada “dislike” es un “desamor” para quienes no se sintieron adecuadamente amados y no desarrollaron un buen amor a sí mismos.

En esta era la mirada, la imagen, cobró un importancia suprema, y pareciera haberse transformado en el modo de comunicación por excelencia. Y aunque sea masivo y globalizado, teniendo en cuenta una situación multifactorial responsable del desarrollo de la dependencia a internet, una de las lecturas posibles es esta que muestra las fallas en la mirada y la necesidad de compensarla. “Mostrarse”, “mirar y ser mirado”, pulsión escópica de Lacan, que si aún estuviera entre nosotros se haría un festín analizando este tipo de comunicación actual para comprender al individuo y a la sociedad, en este nuevo estilo comunicacional, consciente e inconsciente, que se desarrolla creando redes asociativas vía web.

Esta mirada amorosa de los padres debe ser adecuada, es decir, ni excesiva ni insuficiente. Cuando no lo es, es muy frecuente que el individuo desarrolle distintas patologías psíquicas que suelen relacionarse con las adicciones, sobretodo las que implican el tema de la imagen, por lo tanto la adicción a las redes sociales entra dentro de este grupo de patologías. La vida en red

Pensada fuera de lo patológico la vida en redes es parte de la actualidad y difícilmente podamos mantenernos fuera de ellas. Habrá quienes casi no participen frente a quienes muestren una clara dependencia, pero es innegable la masividad que caracteriza a este tipo de relación.

Así como con las redes, sucede algo muy similar con el modo en el que los más chicos usan o abusan de los videojuegos. Y como padres debemos estar atentos. Más teniendo en cuenta el modo en el que permanentemente se fomentan, incluyendo mundial de Fortnite y premios millonarios como pudimos ver de cerca, con un ganador del 5to puesto, el adolescente de 13 años residente del Talar.

Hace no muchos días se viralizó una aplicación, FaceApp, que convierte por medio de algoritmos de inteligencia artificial nuestros rostros en ancianos. Como ocurre frecuentemente, por un fenómeno masivo, cantidad de usuarios viralizan el uso de determinadas aplicaciones y en este caso fue la de jugar a ser viejos. La misma aplicación mostraba nuestros rostros envejecidos, rejuvenecidos, con distintos accesorios, e incluso podemos cambiar de sexo. Sin embargo se viralizó el modo anciano. Hace poco tiempo pudimos jugar a ser bebés en una aplicación similar. Todas ellas son oportunidades para ver claramente el modo en que la “vida en red” es masiva y globalizada.

Más allá de la app de moda que podamos analizar, la vida actual está totalmente atravesada por las redes sociales y por Internet en todas sus posibilidades de utilización.

Como tiene características que facilitan un uso excesivo que puede llevar a una adicción, será necesario controlar el uso personal que hacemos de la web y estar atentos al que hacen nuestros hijos, nativos digitales, que no pueden ni imaginar la vida sin los dispositivos electrónicos.

Moderar el tiempo multipantalla y fomentar otro tipo de actividades como la vida al aire libre, el deporte, leer un libro, jugar o hablar personalmente con familiares y amigos, será, aunque parezca una antigüedad del siglo pasado, una elección saludable.

La vida en red por Lic. Constanza Bonelli

Consultorios en Nordelta y Belgrano: 4871-6634 / 156-272-2973
UBA matrícula 31906
Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina
licbonelli@gmail.com / Ig: lic.constanzabonelli

 

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