¡Preparen sus zapatos que llegan los Reyes Magos!
Cada 5 de enero por la noche repetimos la costumbre de dejar agua, pasto y un par de zapatos para la llegada de los conocidos «Reyes Magos», Melchor, Gaspar y Baltasar con sus camellos.
La tradición cristiana cuenta que los «Reyes Magos» fueron los sacerdotes eruditos del Antiguo Oriente que, tras el nacimiento de Jesús, acudieron a Nazaret para homenajar al niño y darle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.
Sus nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecieron por primera vez en un mosaico dentro de un templo de Italia. Se trata de una obra que data del siglo VI ubicada en la iglesia de San Apollinaire Nuovo, en Rávena. Allí se distingue a los tres magos ataviados al modo persa con sus nombres encima y representando distintas edades.
Recién en el siglo XV, Baltasar aparece con la piel negra y así, además de representar las edades, los Reyes representan a las tres razas de la Edad Media. Melchor encarna a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.
Fue recién en el siglo XIX, que en España convirtieron la noche de los Reyes en una fiesta infantil con regalos para los chicos, basándose en lo que se hacía en otros países por la Navidad, en homenaje al santo oriental San Nicolás.
Esta costumbre se mantuvo con el tiempo en la Argentina, y con el tiempo y a partir de la literatura, estableció que hay que dejar pasto y agua a los camellos de los reyes, y nuestros zapatos para que los Magos apoyen los regalos. Luego de su llegada, es momento de dedicarse a desmontar los adornos de Navidad.
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