Cuando parecía que estaba todo inventado, un holandés decidió patear una pelota con la pasión enardecida de los futboleros e intentar meterla en un hoyo con la perspicacia de los golfistas. Así fue como nació el footgolf, un híbrido que mezcla lo mejor de dos mundos y que se ha convertido en una práctica que suma fanáticos todos los días. Un golazo.
Esta nueva disciplina cuenta con torneos en todas partes del mundo y hasta tiene un ente que regula la actividad, la Federación Internacional de Footgolf (FIFG). A nivel nacional, ese trabajo lo realiza la Asociación Argentina de Footgolf (AAFG). Y como no podía ser de otra manera, en Argentina tenemos una liga propia con un gran campeón, que es Matías Perrone. “Roña”, para los amigos, vive en San Isidro y dedica la mayor parte de su tiempo a este nuevo deporte, del cual habla maravillas y le augura un enorme futuro.
Este hincha de boca de 33 años tiene bien claro desde dónde viene y hacia dónde va esta novedosa práctica, que según él puede abordarse de dos maneras: como un hobby para disfrutar en el tiempo libre, o bien como una competencia, siendo este último el más complicado de los caminos. “Cuando te enganchas, perdiste”, cuenta Roña.
-¿Cómo nace tu participación en el footgolf?
-Nació un poco por casualidad, otro poco por haber visto algo en Facebook que hablaba de eso. Fui a jugar y jugué poco, porque lo hacían los viernes en aquel momento y se me complicaba. Un día, se suspendió un partido de fútbol al que iba a ir y gracias a eso terminé participando en un campeonato de footgolf cuyo ganador accedía a viajar al primer torneo mundial en Hungría. Evidentemente estaba muy relajado, un secreto de este deporte, y terminé ganando y me fui a los cinco días a competir contra el mundo.
-¿Te costó agarrarle la mano?
-Al principio. Uno de los principales errores es pensar que vas a jugar al fútbol, que vas a patear la pelota y nada más, cuando en realidad hay un abismo entre eso y el footgolf. Siempre digo que era futbolista jugando al footgolf y ahora soy un footgolfista jugando al footgolf, porque empezás a entender que es mucho trabajo de cabeza, entrenar, ir sumando nuevas herramientas. Mientras más lo jugás más difícil se torna.
– ¿Y hay que ser buen jugador de fútbol para ser bueno en el footgolf?
-Si sos amigo de la pelota desde muy chico los primeros pasos se te van a hacer mucho más fáciles, sin embargo no es una condición. No es que el que nunca jugó o jugó poco no va a poder hacerlo. Lo va a poder hacer, pero seguramente el que tuvo contacto con el fútbol asimila mejor ciertas cosas.
-¿Qué tanto del golf y del fútbol tiene este deporte?
-Es lo que todo el mundo se pregunta también. Creo que la mayor complejidad que tiene es ingresar a los campos de golf. El jugador tiene otro perfil de persona, se respeta una etiqueta, entonces lo que se intenta hacer es respetar el código de vestimenta, chomba y bermuda para jugar, botines de papi futbol. Eso es importante porque caer con las remeras de fútbol convencionales está prohibido.
Obviamente mantener una cierta conducta dentro de la cancha, porque si bien estás pateando una pelota no dejás de estar en su lugar, que es la cancha de golf. El reglamento es muy parecido, salvo cosas lógicas que no se pueden hacer con una pelota de fútbol. Por otra parte, el vínculo más grande entre el golf y el footgolf es que necesitas de la cabeza para practicarlo bien, con cualquiera que hables que lo haya practicado te va a decir que la cabeza es el cien por ciento. Podés tener el mejor swing o la técnica, pero si tu cabeza no está funcionando bien, todo eso que te sale naturalmente no va a salir.
Y lo que aplico del fútbol en el footgolf es la pasión que genera en uno y el sentimiento indescriptible de poder irte afuera con los colores de la Argentina, estar portando tu bandera y llevarla a lo más alto. Pero lo importante de esta práctica, en definitiva, es respetar las dos actividades que la generaron y lo que aporta cada una.
-¿Cómo y dónde se practica el footgolf? ¿Cuáles son las modalidades de juego?
-Los que se quieran iniciar agarran una gran etapa del deporte porque hoy contamos con tres canchas a las que se puede ir a practicar de forma libre. Una es en el Club de Campo Hacoaj, en Tigre, otra en Zen Golf Spa, en Canning, y en Los Álamos Golf, en Pilar. En lo que respecta a las formas de juego, predomina la modalidad individual, sin embargo hay torneo por equipos o parejas.
-¿Hay alguna forma específica de entrenamiento?
-Depende a qué estés apuntando, yo mínimo entreno dos veces por semana y los fines de semana algún torneo juego, y además voy al gimnasio. En mi caso, hace dos años y medio encontré el yoga, punto importantísimo, porque este es un juego cien por ciento mental. Vos podes ser el mejor del mundo, pero si tu cabeza no está en orden, el hoyo se achica, todo se hace más difícil.
-El estado anímico y la mentalidad van de la mano para un buen resultado entonces.
-Los partidos más difíciles son cuando uno está mal, suena medio metafórico, pero es así. Te puede pasar de levantarte y estar cargando algo, luego lo terminás trasladando a la cancha, que no es lo recomendable. Ahí empieza la batalla y el partido más difícil.
-¿Y qué tanta influencia puede tener la suerte?
-La suerte también acompaña, pero me gusta pensar que la suerte la trae uno. Con suerte no vas a ganar un torneo ni mucho menos. Sólo con eso no alcanza, pero sí la necesitamos en ciertas circunstancias.
-Contame cómo fue ganar la liga nacional el año pasado.
-Para mí fue espectacular, porque fue el objetivo al que apunté. Uno siempre se carga de presión porque le gusta el deporte y deja muchas cosas. Hoy no se puede vivir de esto, pero si para esto, es lo que hago yo. Todo lo que hago está basado en ver de qué manera puedo ir a entrenar. Por eso salir campeón de la liga profesional para mí fue el cierre perfecto del año.
-¿A nivel internacional qué balance hacés?
-También fue un buen año, terminé noveno en el tour europeo. El año pasado me tomé 31 aviones, viajé a más de 15 países a jugar, un enfermo total, pero bueno es la locura que me agarró. Viajar y jugar este deporte es una experiencia única, además te da un tercer tiempo permanente, donde te reunís con jugadores de todo el mundo. Sin olvidar de la oportunidad que significa compartir campo con reconocidos ex jugadores de fútbol que se sumaron este último tiempo al footgolf.
-Para muchos de ellos significa una segunda oportunidad, ¿no?
-Creo que el footgolf tiene estos dos caminos, la parte de juego de ir a divertirte y pasarla bien, y cuando pasás a la segunda instancia que es la parte competitiva, no hay vuelta atrás. Cuando te enganchas, perdiste. Mirá, hace tiempo entrevisté al “Ratón” Ayala, quien hoy se desempeña como embajador de la Asociación Argentina de Footgolf, y me contó que este deporte le devolvió muchas sensaciones de cuando practicaba profesionalmente, sobre todo las ganas de competir de nuevo. Entonces, que lo diga un tipo que ha sido uno de los referentes de la selección argentina, que ha jugado en tantos equipos de todo el mundo, a este deporte le viene muy bien y evidentemente explica que las cosas se están haciendo bien.
-¿Con qué otros jugadores te encontraste en las canchas?
-Sergio Vázquez está jugando y es parte de la liga profesional; también pasaron varios jugadores, como Walter Pico, “El Mago” Capria y Pablo Aymar. Creo que todo eso suma porque muestra que el footgolf lo pueden practicar a nivel internacional o local y de forma competitiva jugadores que han marcado historia.
-Hablando de famosos, ¿hay alguien que sea el Tiger Woods del footgolf?
-Podemos decir que se jugó el mundial en Argentina en enero del año pasado y el campeón del mundo es marplatense, que también juega la liga profesional, que es Cristian Otero. Hasta que no haya otro mundial, el mejor es él.
-Últimas dos, ¿le falta algo al footgolf?
-No le falta nada, porque a nosotros nos toca ser pioneros. Debemos entender que estamos en una etapa donde el deporte está creciendo, entonces errores va a haber seguro, aciertos también. Así que cuando jueguen las próximas generaciones en diez o veinte años, yo estaré en un programa de televisión diciendo “a vos te pagan fortuna por hacer esto, pero nosotros lo hacíamos por amor al arte, por amor al deporte” (risas).
-¿Qué te deja el footgolf?
-Me deja la posibilidad de poder viajar a todo el mundo, conocer gente, que creo que es lo más importante. Me ha dado un montón de vínculos a nivel local e internacional y eso es impagable. Después obviamente está el deporte, que yo me lo tomo muy en serio y me gusta estar en alta competencia. Gana uno solo, pero cuando uno entiende que no se trata de eso únicamente va más allá de todo. Son muchas las cosas que el footgolf me dio, porque me cambió la vida, así que siempre le voy a estar agradecido.
Por Maximiliano Benítez