Portezuelo Nordelta: Hay que recuperar las instituciones barriales

Nota publicada originalmente Febrero 2014

Jorge Moronta y Antonio Roca son de los vecinos mas antigüos de Portezuelo. Ambos fueron directores del barrio, conocen como pocos la historia de los trámites, las gestiones, las discusiones que se han dado en la última década sobre la infraestructura, los servicios, cada uno de los gastos del complejo. Puestos a analizar qué se puede hacer para mejorar la administración de los recursos, piden “mayor participación de los vecinos, más peso de los propietarios en las decisiones”.

Moronta y Roca creen que hay cierto grado de autocracia de parte de la AVN que deja de lado la opinión de los propietarios, que los directivos de la Asociación Vecinal muchas veces prefieren manejar las administraciones de los barrios a su modo, sin que los vecinos tengan espacio para imponer su opinión. “El problema número uno que tenemos es la digitación que hay de las conducciones barriales”, señalan. Cuentan un ejemplo. Tiempo atrás, Portezuelo había negociado tener un Club House en la zona del Club Nordelta. El barrio cedía al club las canchas de tenis de suelo sintético, que se habían hecho en terrenos de Portezuelo, y a cambio recibía una franja de tierra sobre el lago, donde harían un SUM con fondos propios y aportes de Nordelta SA y el club. “Lo veníamos conversando con todos, buscando consenso, pero a algún funcionario de la AVN no le gustó como lo estábamos llevando y cuando llegó la Asamblea bombardearon el acuerdo. Y todo quedó en la nada”, señalan. En esa ocasión Moronta dejó el Consejo Vecinal, que integraba. E inmediatamente después, la AVN decidió cerrar el acceso del barrio al club, pusieron un alambrado, cerraron una tranquera que permitía pasar de un lado al otro. “Todo sin consular a nadie, decidiendo lo que debíamos decidir nosotros, luego de haber hecho estallar el Consejo Vecinal. Fue una represalia”, se quejan.

“Esas cosas van desgastando a la gente, le quitan las ganas de participar –continúan-. Porque vas a un montón de reuniones, dedicás tu tiempo, buscás consensos, y después te anulan todo de facto”.

Todos los barrios, sean de Nordelta, Villa Nueva o el Acceso Bancalari, tienen en común la problemática de los consejos vecinales y la dificultad de lograr participación y consensos. En Portezuelo el problema es mayor por la complejidad de la estructura de organización. Cada edificio es un consorcio, con su propio consejo, y a la vez debe formar parte del consejo de todo el barrio. “Cuando recién comenzó todo, éramos 4 o 5 consorcios, los primeros edificios, nos poníamos de acuerdo entre nosotros y con AVN y las cosas se cerraban y se hacían”, recuerdan Moronta y Roca. Cuando se fueron sumando consorcios, empezó el debate de cómo incorporarlos al Consejo Vecinal. Los propietarios querían hacerlo, pero encontraron resistencia en la AVN, dicen, que prefería que no hubiera más de 4 o 5 integrantes, en lugar de los más de 10 que mandaba la cantidad de edificios y condominios. “Llegaron a hablar con consorcios para que no fueran a reuniones del Consejo Vecinal”, relatan.

Se sumaron dos problemas. Por un lado, algunos consorcios no pudieron escriturarse a tiempo por problemas burocráticos. ¿Debían o no ser parte del Consejo? Por el otro, al no tener un SUM, el barrio no tiene un lugar para las reuniones vecinales, que empezaron a hacerse muchas veces en la oficina de la AVN, “con lo que la digitación fue mucho mayor”, señalan los vecinos.

En ese contexto, Moronta y Roca coinciden que “hay que afianzar y reforzar la parte institucional del barrio, que es la base de nuestro problema.”. Según su punto de vista, “esto debe empezar por los consorcios, para luego ir al Consejo”. Es que Portezuelo es uno de los barrios más populosos de toda la zona, dada su estructura de mayoría de edificios de departamentos. “Somos cerca de 1.000 propietarios”, dicen.

“Hay que elegir gente capacitada, con ideas claras, que sepa interpretar y defender los intereses de los vecinos”, dicen. “Para eso hay que participar, y el Consejo Vecinal debe ser independiente de la AVN”.

Eso permitiría, dicen, tener un mayor control de los gastos. Por ejemplo, agregan, de los fondos de reservas que manejan un millón de pesos al año y sobre los que falta transparencia. “Nos cansamos de pedir una rendición de cuentas sobre el tema, nos dicen siempre que el barrio no tiene fondos, pero no sabemos qué se hace con el dinero”, reclaman.

“Todo esto desacredita a Portezuelo y a Nordelta, hace perder valor a nuestras propiedades, debemos empezar a trabajar ya”, concluyen.

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