Generar imágenes del interior del cuerpo

arte-1No importa qué edad se tenga, ni la actividad de vida, ni las preocupaciones diarias… nunca será tarde, ni egoísta, ni absurdo, decidir desarrollar la creatividad. Ésta podría ser una aproximación al espíritu de las clases que el pintor Marcelo Gaggino dicta en Nordelta Art Studio de Bahía Grande. Radiólogo hace 25 años, divide su día en dos. Por las mañanas, parte de su casa en Tigre Centro hacia San Isidro para atender su consultorio; por las tardes, con música enérgica, se dedica de lleno al arte. Condición fundamental antes de salir de su casa y fuente de energía principal: desayuno en familia.

Cuando se refiere a su historia con el arte, le aparece la imagen de los niños y adolescentes que concurren a sus clases “de chico siempre dibujé. Buscaba constantemente mejorar el nivel para ser rápido, sencillo y efectivo. Me metía en un mundo propio, y ver a los chicos trabajar me recuerda mucho a ese momento.” Seguidamente, Marcelo explica que el dibujo fue aquello que lo guió hacia lo que después le ocurrió con la pintura. Y esta nueva etapa la relaciona con el encuentro que tuvo con Vivi Julliand en una exposición que él realizo en Santa María de Tigre. La inquietud de la artista por la obra de Gaggino y el deseo de invitarlo a exponer en una muestra que se avecinaba, lo condujeron a pintar cuadros más grandes que con éxito fueron exhibidos tres meses más tarde, “de algún modo yo fui descubierto por Vivi. Si no la hubiera conocido, el arte, así tan presente en mi vida, se habría pospuesto”.

 A partir de aquella exposición, Marcelo descubrió que debía trabajar en plantillas más grandes. Las buenas repercusiones también lo confirmaron. Siempre relacionado con lo que interiormente le ocurre, con técnicas variadas, alterna dibujo y pintura. Sus cuadros han logrado hacer un interesante camino y el artista convoca cada vez más en la zona. A través de a su arte, participa en distintas actividades de Tigre y Nuevo Delta: podremos verlo en exposiciones, inauguraciones de espacios, incluso eventos solidarios. Hace cuatro años que trabaja con Vivi Julliand en Nordelta Art Studio de Bahía Grande. En el espacio de su taller, les propone a sus alumnos dedicar tres horas al momento creativo. “Yo no soy docente de arte, soy autodidacta. Y es este proceso el que puedo transmitirle a la gente: cómo lo hago y cómo funciono. A partir de esto recibo muy buenas devoluciones. Trabajo con música para que todos estén despiertos y participativos. Y como la disciplina es un leitmotiv en la creatividad, en el sentido que hay que aprovechar el tiempo que tenemos para crear, unos minutos antes de terminar la clase empiezan a sonar mis alarmas que indican que hay que lavar los pinceles.”

En su última muestra expuso obras muy viscerales, que se relacionaban con su vida, “a la gente le resultó colorida, vibrante, estridente. Lo bueno es que puedo contarte cosas muy tristes a través de una caricatura. Cuando la gente mira la obra y empieza a torcer el cuello, conecta. Y esto se generó desde un principio. Puede tener que ver con el impacto de combinar lo prolijo y lo negligente en un mismo lugar… una vez me dijeron que en uno de los cuadros había mucha información, y esto para mí fue una excelente devolución porque en mi interior estaban ocurriendo muchas cosas”.

En el último tiempo, Marcelo trabajó sobre un mural de mosaicos para la inauguración de Pirulo, un local vintage, situado en lo que era la Usina Cultural del Boulevard Sáenz Peña. Incluyendo el concepto de reciclado, característico en varias de sus obras, intervino el frente del lugar con una dama de abanico y unas garzas del Delta. En cuanto a los dibujos de este año comenta “me puse muy drástico. Empecé con mucha caricatura y volví al blanco y al negro. Me cansé un poco de los colores”.

Para concluir, el radiólogo-pintor realiza un positivo balance, “en noviembre cumplo 50 y estoy muy contento con lo que he hecho. Cuando tuve que atender otras cosas, postergue lo creativo. Pero le llegó la hora en el momento justo y tengo una familia hermosa que me ayuda mucho. Si hacés cosas diversas y todas salen bien, entonces vale la pena subirse a la montaña rusa. Por el momento esta combinación de oficios va muy bien. Lo bueno es que los radiólogos nos jubilamos temprano, así que tendré mucho tiempo para el arte.” Para ese futuro, Marcelo Gaggino imagina narrar e ilustrar un libro que transmita desde ambos frentes: la historia y las imágenes. Mientras, en el presente, se concentra en el equilibrio que le permite recorrer el amplio espectro de su día a día y nunca olvida lo más importante: disfrutarlo. Al final, si la radiología diagnostica por dentro… el camino de la creatividad no es tan diferente.

Por Sofía Moras

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