Las dos caras de Nordeltus

Nordeltus

“Aunque a la gente no le pase normalmente, a mí me encanta el lugar donde vivo”, asegura enérgico el youtuber local que con 11 años ya tiene más de 30.000 suscriptores. Lo que lo condujo a ser tan frecuentado en la red fue la controversia que se generó a raíz de su lujoso estilo de vida en Nordelta. Sin embargo, este mini personaje de Castores, viene a transmitir algo más que esos millones con lo que suelen asociarlo sus “haters” (persona que critica, odia o envidia). En este punto, vale aclarar: adentrarse en el mundo youtuber puede implicar, para algunos, el aprendizaje de toda una nueva terminología.

Su identidad es algo que resguarda, porque así son las reglas del juego. Para definir su nombre artístico se inspiró en el youtuber español El Rubius, cuyo canal de vídeos es de los más vistos a nivel global; y decidió incluir como impronta el lugar donde vive, ya que caracterizaría la propuesta. Su logo combina la tipografía de la saga Star Wars y el escudo de Superman. Nada está librado al azar para este productor junior que no brinda entrevista alguna si no es con su gorra, su remera y sus anteojos negros.

Nordeltus comenzó a principios de 2016 con sus primeros vídeos, a juzgar por él “caseros y de muy mala calidad”. El material que logró a partir de unas vacaciones en Miami trajo los primeros comentarios. De unas “pocas vistas” a los 300 suscriptores no pasó mucho tiempo. En ese entonces, algunos usuarios anónimos ya empezaban a hablar de él. El envión final, que lo llevó a otra categoría, se lo dio la crítica de youtubers de más de 200K: Alan Cabrera, Isaías Pardo, María Becerra. “Fue como pegar el estirón, yo se los agradezco mucho porque fue por ellos que me hice famoso”, comenta Nordeltus, ansioso por responder más y más preguntas en esta nota que se imagina larga y con enormes fotos suyas.

Nordeltus

La mudanza de su familia al barrio Castores hace tres años implicó una serie de cambios en su rutina. Asegura que sus hábitos eran distintos antes de llegar a Nordelta: “Vivía jugando a la Play, era mucho más gordito, y en ese estado hice mis primeros vídeos. Los comentarios de los haters me hicieron reflexionar. En ese sentido, te dicen la verdad. Yo no quería ser más gordo. Ese tipo de crítica me motivó al cambio: empecé a hacer deporte, a nadar, a comer bien. Y ahora soy mucho más ágil. Con el tema del canal, valoro más Nordelta todavía porque me hace sentir más sano. Es un lugar verde, lindo y con algo muy bueno: está lleno de famosos.” En este punto, recuerda el vídeo que hizo junto a su padre en la Maratón del Club Nordelta: “generó que muchos chicos se contagien, dejen la Play y salgan a hacer un poco de deporte y encima, ¡en familia! Algunos me critican y dicen que quiero presumir lo material, pero también lo que busco mostrar es la experiencia y la vida sana en Nordelta.”

El backstage del fenómeno

Nordeltus personaje también es un niño de 11 años con sus obligaciones: ir al colegio, hacer la tarea, realizar actividad física, cumplir con los horarios familiares. Y vale la pena aclarar que las cumple todas. Por otro lado, filmar y editar un vídeo con la calidad de los que pueden verse actualmente en su canal, le toma aproximadamente 30 horas reloj. Él mismo se encarga de la totalidad del proceso. Los días que edita suele acostarse a las 12 de la noche, de lo contrario a las 22hs ya está en su cama. “Quiero hacer un vídeo mejor que otro. Hasta los 10.000 suscriptores filmé todo con un iPhone 5 y un iPad. Más allá de la cámara con la que grabes, si la historia es buena, el video es viral”, asegura el youtuber.

Su padre, Elías (43), se encarga del manejo de las redes sociales. En este caso utiliza Instagram donde se van subiendo, entre un vídeo y otro, algunas novedades de la diaria, actividades que hace Nordeltus en la zona, sus reportajes, entre otras cosas. El acompañamiento de los padres, resalta Elías, es fundamental en este tipo de actividades: “lo peor que podemos hacer los adultos, en mi opinión, es pelearnos con la tecnología. Eso sí, es necesario regularla. Se pueden establecer pautas claras, por ejemplo, apagar los dispositivos electrónicos en determinado horario.” Luego agrega que hay una cuestión de real compromiso y entusiasmo de parte de su hijo hacia la actividad y esto no implica el descuido de sus otras obligaciones, “a medida que adquiere conducta, trabajo y disciplina con lo que emprende, se lo reconozco de alguna forma.”

A su vez, el padre del youtuber advierte sobre la parte verdaderamente negativa que acarrea la exposición de los niños en las redes: “Más allá de los tiempos, ahora y cuando yo era chico, la discriminación siempre encuentra un formato. Surge por lo que sea: porque sos pobre, rico, gordo, flaco. Hay cosas gravísimas que tienen que tener en cuenta los padres sobre las redes y que no están vinculadas a las clases sociales o a cualquier otro tipo de categorías. Tenemos que pensar en cómo generar lazos de confianza con nuestros hijos y entonces podremos evitar disgustos”. En este punto Elías introduce dos términos que se utilizan actualmente para describir aspectos perjudiciales de la red: el ciberbullying y el grooming.

Nordeltus

El grooming es un problema relativo a la seguridad de los menores en la red. Lo emprende un adulto con el objetivo de ganarse la amistad del niño a través de Internet, con el fin de disminuir sus inhibiciones y concretar un encuentro físico. El ciberbullying es el uso de la red y los medios de comunicación para acosar a una persona mediante agresiones graves, divulgación de información falsa, violencia verbal. El ciber acoso es recurrente y repetitivo, lo que implica un daño emocional en la víctima que recibe los comentarios.

La invitación de Elías consiste en tomar las medidas necesarias para evitar este tipo de sucesos, cuestión que va más allá del gusto o preferencia por los contenidos que puedan exponerse, “existe un signo en los emoticons de nuestros celulares que puede utilizarse para denunciar el ciberbullying.”

Por su parte, el vecino youtuber también se preocupa por dejar un mensaje limpio: “Yo soy fanático de Apple. Su inventor Steve Jobs, con todo el dinero del mundo para acceder a la mejor tecnología, no logró salvarse. No todo se compra con dinero, ya lo sé. La felicidad no se compra con plata. Eso me lo enseñaron mis padres, mis abuelos y mi bisabuela Carlota de 96 años y lo tengo presente.”

Por Sofía Moras

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