Qué leer cuando ya no son tan chicos

Literatura juvenil: qué leer cuando ya no son tan chicos – Por: @viajarenpalabras

Stephen King decía que los libros son magia portátil, y yo le agrego que no entienden de edades. Qué difícil e importante tarea la de introducir a los chicos en el mundo de la lectura entre tanta conexión virtual.

Un libro es un amigo, cómplice y compañero para que nunca te sientas solo; una invitación para que abras una puerta y te re-descubras, para reflexionar y descansar de lo audiovisual. A continuación, recomiendo tres libros infantiles para introducir a los no tan chicos en la lectura. ¿Qué tienen en común estas obras? Cuando arranquen una no van a parar hasta terminar; hasta querrán leer más.

Literatura juvenil: qué leer cuando ya no son tan chicosRafaela, Mariana Furiasse

La vida es sencilla para aquellos que tienen un cuerpo hecho a medida, son extrovertidos y nada parece importarles demasiado, o eso piensa Rafaela, una adolescente que se refugia en la música y se sentiría invisible a no ser por sus kilos de más que la exponen a los ojos de sus compañeros.

Las prosas simples suelen esconder grandes enseñanzas que no entienden de edades. Rafaela era de mis libros preferidos cuando era chica; lo encontré revisando mi biblioteca y lo leí porque no recordaba la trama. Qué particular es la memoria, recordamos vívidamente los sentimientos, pero olvidamos el contenido.

Al abrir sus páginas me transporté a mi preadolescencia, esos años en los que me sentía una intrusa en un cuerpo que cambiaba a un ritmo acelerado sin poder procesar dichos cambios. Recordé mi amor por este libro: Rafaela se había transformado en mi alter-ego, una heroína vestida de uniforme de colegio que supo romper prejuicios y animarse a dar un salto. No se dejó llevar por las cosquillas en la panza ni por el qué dirán, simplemente dejó de pensarlo tanto y se animó a mostrarse tal cual era.

Releyendo esta novela, en perspectiva, descubro lo importante de alentar a los chicos a seguir su instinto, a hacerse escuchar entre tanto deber ser. Ya lo dije antes: las experiencias son aprendizaje, y el aprendizaje es vida.

En una trama simple y transparente, Mariana Furiasse enseña la importancia de ser auténticos, de ser fieles a la esencia amando cada parte de lo que conforma nuestro ser. Nos enseña a hablar porque hablar sana; necesitar al otro no es una debilidad, es una demostración de amor gigante. Allí donde las palabras no alcanzan, estarán los abrazos para reemplazarlas. No estamos solos, siempre habrá una mano para agarrar.

Animate a salir de lo conocido. Animate a dar el primer paso, si caes vas a encontrar las fuerzas para levantarte. Gana quien prueba, no quien tiene todas las respuestas.

Recomiendo este libro para todos los niños a partir de los 11 años y que encuentren en Rafaela el impulso para ser ellos mismos. Además, Mariana Furiasse escribió la continuación: “Intermitente Rafaela”.

Literatura juvenil: qué leer cuando ya no son tan chicosHistorias de los señores Moc y Poc, Luis María Pescetti

Revisando la biblioteca de casa me topé con “Historias de los señores Moc y Poc” de Luis María Pescetti, uno de mis libros preferidos cuando tenía 10 años. Junto a estos dos señores empezó mi amor por los juegos de palabras.

Recuerdo leer estos cuentos cortos con mi mamá antes de dormir, cada una protagonizaba un personaje y pocas veces podía leer dos líneas sin reírme. Debo haberlo leído más de cinco veces y eso que nunca me gustó repetir libro…

Moc y Poc son dos caballeros que mantienen diálogos alocados, envían cartas absurdas y protagonizan situaciones desopilantes sin siquiera proponérselo. Gracias a ellos conocí una nueva versión de la calle Conesa, aprendí que las calles no se miden por la altura sino por la belleza que esconden, que hay que alzar la voz y animarse aunque creamos que no tiene sentido.

Me quedo con el recuerdo de las mejores risas de mi infancia y refuerzo el concepto de que la literatura es diálogo y nos abre las puertas de la imaginación. Exploré la relación entre lógica y humor y aprendí a reconocerme hasta en las situaciones más vergonzosas. Entendí que todos tenemos un poco de Moc y Poc dentro de nosotros.

Anotate este ejemplar y leéselo a tu hijo, sobrino, hermano, amigo. Te vas a divertir con las salidas de estos personajes y la inocencia típica de los niños… dicen que a veces hay que perderse para encontrarse y esta no es la excepción.

Edad recomendada para leerlo: a partir de los 9 años.

Literatura juvenil: qué leer cuando ya no son tan chicosLa fábrica de nubes, Jordi Sierra i Fabra

Si pudieras pintar una nube, ¿de qué color sería? La fábrica de nubes cuenta la historia de Pampelum, una ciudad muy muy chiquita que necesita fabricarlo todo, hasta las nubes. El señor Plam tiene una fábrica de nubes, se las pinta de blanco y todas las tonalidades de grises. Plub, el único trabajador, es especialista en la fabricación, las hace esponjosas como algodones o listas para una tormenta, y realiza todos los pedidos de los vecinos. Un día, se queda sin pintura blanca y se las debe ingeniar con colores…

Este libro impulsa la creatividad desde sus primeras páginas. Jordi Sierra i Fabra, el autor, utiliza un guiño cómico para que los chicos sigan leyendo: los interpela directamente como narrador y autor de la obra. En primer lugar, habla de un mundo que se ve forzado a salir de la rutina, que se choca con irregularidades, precisamente con colores traducidos en felicidad. El bienestar de los ciudadanos genera novedad, y el amor y cariño frena cualquier trabajo y economía.

En segundo lugar, habla de valores genuinos para que los más chicos absorban; valores que no deberíamos olvidar de grandes.

Por último, plantea un escenario sin nubes grises, sin malhumores innecesarios ni fábricas contaminantes. Nos habla de un proceso que atraviesa el mundo para dejar de producir humo y empezar a producir felicidad para humanos y para el planeta. De una manera ingeniosa introduce la problemática ambiental, aquella que los niños suelen percibir con mayor naturalidad.

Recomiendo esta lectura a partir de los siete años, lectura que sin dudas dará ganas de agarrar otro libro apenas lo terminamos.
Este libro es puro ingenio y juego de palabras. Todos deberíamos tener una parecida de Plub dentro nuestro.

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