Por Lic. Constanza Bonelli
La personalidad adulta comienza a construirse desde los primeros momentos de la vida. Gradualmente las experiencias van dando lugar a un tipo particular de psiquismo, es decir, un modo de ser. Los límites que los padres aporten en la educación de los hijos serán fundantes de este proceso de creación de la identidad.

La ausencia de límites trae consecuencias muy negativas. No permite que los niños comprendan hasta dónde pueden ser, es decir, cuál es su lugar en la relación con los demás, ni cómo deben comportarse. Por lo tanto no logran crear buenos modos de convivencia social, y a futuro suelen encontrarse con síntomas o patologías relacionadas a la falta de límites como adicciones, actos delictivos, modos inadecuados de vincularse con los otros, etc. La permisividad de los padres además de no dar lo que los hijos necesitan, producen sentimientos de soledad en los niños que deben pensar sólos cómo resolver las circunstancias de la vida sin contar con el apoyo de los padres.
Otras opciones de crianza como las excesivamente rigurosas o las sobreprotectoras son igualmente negativas. Contrarias a las permisivas pero igualmente nocivas. La exigencia extrema, el modo autoritario de educación, creará hijos inseguros, que no sepan qué hacer más allá de lo que los padres les digan. Acostumbrados a cumplir órdenes no desarrollan deseos personales ni habilidades para enfrentarse por sí solos en la vida. No saben lo que quieren y tampoco cómo conseguirlo. Son sumisos con sus cuidadores y repiten ese modo de relacionarse con los demás.

Desde el psicoanálisis entendemos que el aporte del adulto en la constitución psíquica del niño es fundamental. La crianza será el vínculo en el que esto se desarrolle. La dificultad no sólo será la de elegir un modo adecuado de funcionar como educadores de nuestros hijos sino, además, contemplar que en esta tarea nuestro inconsciente tendrá gran responsabilidad en cómo esto se dé. Lo mismo interviene en la educación escolar en la cual más allá del modo de la misma será necesario tomar en cuenta lo inconsciente que subyace en esta relación entre maestros y alumnos. El aporte de Freud a estos temas de educación institucional contempla lo inconsciente como base de la educación. Lo que se transmite más allá de la intención consciente.
Entre padres e hijos esto será sustancial, ya que determinará el tipo de vínculo que se cree. Y el resultado de la personalidad de los hijos estará dado tanto por la actitud consciente de los padres como de lo inconsciente. Por ello es una tarea compleja que necesita esfuerzo para que sea lo más adecuada posible.

Educar, criar, es una tarea difícil sobre la que se aprende mientras se experimenta, teniendo como base nuestra propias vivencias, es decir, lo consciente e inconsciente de la educación que hemos recibido de nuestros propios padres. Por ello es necesario esforzarnos para encontrar modos saludables en la relación con nuestros hijos, porque de ello depende la conformación de su personalidad.
Lic. en psicología Constanza Bonelli
Consultorios en Nordelta y Belgrano: 4871-6634 / 156-272-2973
UBA matrícula 31906
Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina
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