Jujuy, tan al Norte y tan única

JujuywebLlegar a la zona de Tilcara en Jujuy, más si se viene de la vorágine de Buenos Aires, es como frenar de 100 a 0 en cuestión de segundos. Todo parece transcurrir en otra dimensión, el tiempo parece decidir que un segundo dura un minuto y un minuto una hora. Todos los sentidos están en alerta, ver los colores de las montañas y las artesanías, sentir las pieles de llama, oler los clásicos platos del norte, escuchar de fondo un carnavalito que, ‘¡por Dios!’ parece que te pusieran música funcional como en un parque de Disney pero ¡no!, esto es real, auténtico, tan nuestro que llega a las entrañas.

La urbanización de Tilcara sigue respetando la esencia de aquellas construcciones de barro, con calles finitas. Las casas tienen las puertas bajas, tan bajas que siendo bajo uno se siente alto. La plaza y la Iglesia son puntos neurálgicos que convocan a la gente, con sus puestos de ventas ambulantes y sus clásicas artesanías norteñas.

El Arte hace presente en esta pequeña ciudad: San Francisco de Tilcara como es su nombre completo cuenta con menos de 50 manzanas pero muy ricas puesto que hay más de 5 museos en ella y unos 10 atelier de artes dispuestos para ser recorridos.

Es un pueblo muy religioso y una de las épocas más pintorescas para visitarlo es Semana Santa donde los festejos se hacen presentes en las calles y en muchas esquinas. Ver bajar a la Virgen en peregrinación desde el Santuario del Abra de Punta Corral es un deleite para los ojos.

Algunas de las cosas interesantes para recorrer a su alrededor son las Cuevas del Waira, es un boquete natural que atraviesa el cerro. (Paseo no apto para claustrofóbicos); El Pucara es una fortaleza prehispánica que posee un jardín botánica de altura con plantas medicinales. Es un lindo recorrido para hacer caminando desde el pueblo, de aproximadamente 1km.

El recorrido comienza aquí en Tilcara, lugar clave para desde allí poder recorrer otros puntos pintorescos de la quebrada de Humauaca.

A unos 20kms se encuentra Purmamarca, al pie del imponente Cerro de los Siete Colores, con su gran plaza, su Iglesia y su gran mercado. Es el lugar ideal para llevar aquellas cosas admirables del norte: ponchos, cazuelas de barro, bufandas de alpaca, y muchas cosas hechas en telar en forma única y tan del norte argentino.

Una cosa que llama la atención en los recorridos por las rutas es sin duda los cactus que crecen en los lugares más inhóspitos en las laderas de los cerros. Pero también sorprende ver una numerosa cantidad de pequeñas Iglesias y sus coloridos cementerios adornados de flores secas por doquier.

Subiendo a más de 4mil metros de altura por la ruta 52 se llega a las Salinas Grandes que atraviesan la Cuesta del Lipán. Al detenerse allí uno puede caminar sobre ellas y observar los piletones de extracción de sal. Es importante llevar anteojos de sol, y protector solar, porque el efecto es el mismo que el de estar en la nieve. Como el recorrido es un poquito largo, (más que nada porque se recomienda ir subiendo despacio para aclimatarse a la altura) un plan ideal es llevar picnic, comer allí y luego emprender tranquilos la vuelta.

También desde Tilcara hacia el norte por la ruta 9 se llega a Humahuaca. En el camino hay dos puntos para no dejar de ver: el monolito que señaliza que uno está atravesando el Trópico de Capricornio y la Iglesia del pueblo de Uquía, que fue terminada de construir en el año 1691 por Domingo Vieyra de la Mota, quien ocupó el cargo de Beneficio de Humahuaca, Cochinoca y Comisario de la Santa Cruzada. En su placita se acercarán niñas ofreciendo cantarle una coplita, no lo dude, ¡déjelas!

Humahuaca es la ciudad cabecera del departamento homónimo. Hasta finales del siglo XIX fue uno de los más importantes centros comerciales coloniales del antiguo camino al Alto Perú. Si bien las calles de la Iglesia y la plaza conservan su estilo pintoresco, la llegada a la ciudad suele ser algo decepcionante puesto que el avance de la civilización se hace notar y hoy se ven muchas construcciones de ladrillo hueco remplazando a las de adobe. Además la numerosa cantidad de micros turísticos que se acercan y el movimiento en torno a ellos hace que se vea un poco desdibujado su encanto.

A unos a 25 kilómetros de la ciudad de Humahuaca por un camino de ripio se logra acceder ahora a la serranía de Hornocal o comúnmente llamado el Cerro de 14 colores.

La vista panorámica es imponente. Tiene una altura de 4761 metros sobre el nivel del mar. Su formación calcárea de varios minerales al ser erosionados, dejaron formaciones triangulares de colores en las laderas de las montañas.

Se puede seguir viaje hacia Tres Cruces, La Quiaca y más pero eso quedará para otra vuelta por el norte, y por qué no, seguir avanzando hacia los países limítrofes.

Por Mercedes Cordeyro

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