Recorriendo la Península de Yucatán

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México tiene mucho para ofrecer. Generalmente se lo asocia con playas paradisíacas o con ciudades entre modernas y coloniales, pero hay mucho más para descubrir. La Península de Yucatán representa un sinfín de posibilidades para quienes disfrutan viajar y conocer tierra adentro. Playa del Carmen cuenta con aeropuerto internacional, por lo que empezar o terminar con unos días de playa, como para reponer energías, es una buena opción antes o después de lanzarse a la aventura.

 

Antes de alejarnos mucho de Playa del Carmen, visitamos las impresionantes ruinas de Tulum o Tuluum. Esta ciudad amurallada de la cultura maya, está ubicada al borde del mar Caribe lo que le da una majestuosidad indescriptible. Se puede recorrer solo o con la compañía de un guía. La visita toma alrededor de hora y media o 2 horas. Luego en la zona se puede disfrutar de un almuerzo o cena en diversos paradores o restaurantes que ofrecen vistas inigualables de la playa.

Aproximadamente a dos horas y media en auto, hacia el oeste, y ya pasando del estado de Quintana Roo a Yucatán, llegamos a las ruinas de Ek-Balam, no tan turísticas como Chichen Itza pero igual de imponentes. Presentan murales labrados de una belleza extraordinaria. Llegando a la cima se puede apreciar la selva en toda su magnitud.

Al lado de estas ruinas, se encuentra el cenote X’canché, al cual se puede acceder en bicicleta (a unos 20 minutos). Los cenotes, que en maya significa ‘hoyo con agua’, son una especie de piletas naturales. Existen varios tipos de cenotes: a cielo abierto, semi abiertos y subterráneos o en gruta. Esta clasificación está directamente relacionada con la edad del cenote, siendo los cenotes maduros aquellos que se encuentran completamente abiertos y los más jóvenes los que todavía conservan su cúpula intacta.

X’canché es a cielo abierto, y cuenta con salvavidas, en caso de requerirlos, y lianas de soga para poder saltar desde los bordes. El agua es fresca y transparente y viene muy bien después de la bicicleteada.

 

Siguiendo el camino hacia el oeste, se llega a la majestuosa ciudad de Chichen Itza (en maya: ChichénItzá, ‘Boca-del-pozo). Patrimonio de la Humanidad desde 1988, su principal pirámide es el Castillo dedicado al culto del Dios Kukulkán, esta es una monumental pirámide de 4 fachadas ornamentales y 9 cuerpos escalonados, en donde se presentan en los equinoccios de marzo y septiembre el fenómeno de luz y sombra que forma el descenso de la Serpiente emplumada. El Templo de los Guerreros, El Observatorio, El Juego de Pelota, son sólo parte de la grandeza de esta civilización Maya. El predio se recorre a pie y tiene una superficie de 15 kilómetros.

 

Siguiendo el camino hacia el oeste se llega a la ciudad de Izamal, ubicada a 66.5 kilómetros al este de Mérida y a unos 60 kilómetros al noroeste de Chichen Itza. También se la conoce como la ciudad amarilla, debido a que casi la totalidad de las casas del lugar están pintadas de ese color.

Próxima parada: Mérida, pero antes visitamos 3 cenotes más, esta vez en la hacienda de Cuzamá. Se accede a ellos en unos carritos tirados por caballos. Cada uno de estos cenotes es diferente y el acceso a los mismos va desde escaleras convencionales hasta túneles en unos hoyos en el suelo. El agua de estos cenotes es de un azul profundo y transparente y la temperatura es fresca y muy agradable.

 

Finalmente, después de recorrer aproximadamente 45 kilómetros más, se llega a la ciudad de Mérida, la ciudad capital y más poblada de Yucatán. Cuenta con diversos mercados artesanales, se puede recorrer en mateos, que en México se llaman Calesas, y se puede disfrutar de la afamada cocina Yucateca, en la que se destaca la cochinita Pibil (carne de cerdo macerada), queso relleno, papadzules (tacos de huevo duro), todo muy sabroso y ¡con mucho sazón! (ojo con quienes no les gusta el picante, igual se puede solicitar sin chile).

 

En las afueras de Mérida se encuentra la reserva ecológica Celestum, a la que se llega en lancha. Ahí se pueden apreciar flamencos rosados, y densos manglares que hacen que sintamos que estamos en otro mundo. A 4 horas se encuentra la ciudad de Campeche, que fue reconocida por la UNESCO en diciembre de 1999 como “Ciudad histórica fortificada de Campeche”. Varios de los fuertes en la ciudad se pueden visitar tanto de día como de noche. Todos los días alrededor de las seis de la tarde, en la plaza principal hay un show de luces imperdible, donde se cuenta la historia de la ciudad desde la época colonial hasta nuestros días, por medio de unas proyecciones en las arcadas de uno de los edificios centrales. Realmente muy recomendable.

 

El camino nos ofrece diferentes opciones de alojamiento, que pueden ir desde hoteles y estancias 5 estrellas, hasta eco hoteles que ofrecen opciones más económicas.

Una vez de regreso en Playa del Carmen, uno puede optar por diferentes opciones, entre los que se destacan los parques temáticos X-caret, X-plore, Xel-ha, entre otros. Cada uno ofrece diferentes opciones que van desde tirolesas de gran altura hasta snorkeling, o nado con delfines. Si se prefiere una salida nocturna, el Cirque du Soleil tiene un espectáculo fijo: Joya, muy recomendable también. Como pueden ver, México ofrece muchas oportunidades, sólo dependerá de nuestro espíritu viajero.

Por Laura Soiza

 

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