Por Mercedes Cordeyro.
En un territorio que alguna vez fue según indican puro humedal, hoy conviven barrios privados, calles asfaltadas y cientos de carpinchos que se convirtieron en ícono de Nordelta. Pero detrás de las fotos y los memes, hay vecinos que desde hace años trabajan para entender, proteger y convivir con esta fauna. Una de ellas es Silvia Soto, vocera de La Voz de los Carpinchos, grupo que nació en redes sociales y hoy avanza hacia convertirse en asociación civil.
“Me involucré desde el inicio, cuando compramos el lote que eran terrenos sin forestación, rodeados de naturaleza. Veía el futuro del lugar y entendí que había que trabajar en la reforestación y en el cuidado del suelo”, cuenta Soto, quien recuerda sus primeros pasos participando en comisiones vecinales. Con un pasado familiar ligado al campo, el vínculo con la naturaleza le resultó natural: “Mi madre me transmitió ese amor por los animales. Ser ambientalista en mi caso es una cuestión de pasión y herencia”.
Sobre los carpinchos, Silvia recuerda que al principio eran difíciles de ver: “Habitaban sectores más salvajes, cerca del río Luján y los pastizales. Con el tiempo, y a medida que el suelo y el entorno se modificaban, se adaptaron y empezamos a ver más manadas, hasta que surgió la idea de superpoblación”.
Es que Nordelta tenía un Master plan que se fue reconfigurando año a año de acuerdo a las oportunidades que se iban presentando. El aumento de densidad de población con barrios con cada vez lotes más pequeños, más edificios, más espacios vendibles y cada vez menos espacios verdes es parte de la evolución o involución que fue llevando adelante este mega desarrollo.
Lo que antes era mucho verde y cierto equilibrio con el medioambiente, hoy es mucho concreto, negocios, comercios, carteles, contaminación visual. Y en esto el Municipio de Tigre no se queda atrás y todos los alrededores avanzan a pasos agigantados en esa misma sintonía.
Para Soto, estos animales son más que una postal: son habitantes privilegiados y pioneros del lugar. “Se mueven en familias, buscan el sol, se refugian donde pueden, pero la reconfiguración del territorio les exige una adaptación constante”.
Hoy, Soto es vocera de La Voz de los Carpinchos, un espacio que reúne a vecinos de Nordelta y barrios aledaños. “Queremos darles voz a los animales que no la tienen. Hay mucha desinformación sobre lo que pasa acá con el ambiente. Nuestra meta es transmitir lo que vivimos día a día, cuidar la fauna y sumar conciencia”, explica.
Silvia resalta la poca información por parte de la Asociación Vecinal Nordelta (AVN) y señala que no obtienen las respuestas que piden. Detalla que el propio Costantini se había comprometido a crear un hospital de animales silvestres en un año y que eso no sucedió.
No logran un trabajo coordinado en conjunto con las autoridades locales y sienten que no hay un interés real por parte de AVN, que no les comparten el plan de manejo de los carpinchos y que intentan resolver el tema colocando carteles de fauna silvestre en las calles.
Entre sus pedidos, menciona la creación de corredores biológicos y planes de manejo consensuados con municipios y desarrolladores. “No es estar en contra del crecimiento, es hacerlo bien. Queremos sentarnos en la mesa, proponer soluciones y que se nos escuche”.
Otra demanda es la construcción de rampas adecuadas para que los carpinchos salgan de los lagos. En resumen: un plan de manejo serio, completo y consensuado.
La iniciativa, que empezó en redes, ya está en proceso de formalización como asociación civil. “No estamos solos: hay una gran participación de vecinos de Nordelta e incluso de barrios aledaños Es un trabajo colectivo, porque todos entendemos que el humedal es uno solo y nos atraviesa a todos”.
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