Una cata al estilo tertulia entre arte e invitados ilustres

Por Mercedes Cordeyro

@viaja2net

Ingresar a la Colección Rivarola, de Mariela Ivanier, es ingresar a un submundo de arte y personalidad. Podría uno sentirse en una película de Almodovar por los colores vibrantes que definen cada estancia de lo que es su casa y galería de arte de su colección privada.

El lugar creaba un clima íntimo y sofisticado que anunciaba algo más que una simple cata de vinos: era una experiencia sensorial y cultural. Allí, en el corazón de Buenos Aires, se reunieron empresarios, figuras públicas y amantes del vino convocados por Mariela para degustar los vinos de Finca Suarez de la mano del mismo Facundo Suárez Lastra, ex intendente porteño, político con historia y actual alma mater de Finca Suárez, el proyecto vitivinícola familiar enclavado en el corazón de Paraje Altamira, en el Valle de Uco,  Mendoza.

Una cata al estilo tertulia entre arte e invitados ilustres

Sobre la Finca 

Fundada en 1921 por su bisabuelo Leopoldo, Finca Suárez es una bodega con linaje, silenciosamente prestigiosa, recuperada y reconvertida por Facundo. Inspirado por el legado familiar y el potencial del terroir mendocino, se propuso modernizar la finca sin perder el alma artesanal que la define. Desde entonces, Finca Suárez se posiciona como un referente de la vitivinicultura boutique de altura, con vinos expresivos, precisos y profundamente ligados a su origen. Desde 2011 llegó la cuarta generación de la mano de Juanfa Suarez quien  se incorporó a la empresa familiar. Aportó una búsqueda hacia vinos de terruño y prácticas agrícolas sustentables

Finca Suárez

La finca se ubica sobre suelos aluvionales, pedregosos y ricos en carbonato de calcio, propios de Paraje Altamira. Estas condiciones, combinadas con la altitud —a más de 1100 metros sobre el nivel del mar— y el clima fresco del Valle de Uco, permiten elaborar vinos con acidez natural, tensión, estructura y una expresión única del lugar. En estos suelos se cultivan variedades como Malbec, Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Pinot Noir y Semillón, con rendimientos bajos y gran concentración.

La Cata

Suárez Lastra no solo ofició de anfitrión, sino que condujo personalmente la degustación con humildad, pasión y explicaciones sobre geografía y terroir. Así presentó las etiquetas más destacadas de su finca, logrando captar la atención tanto de paladares expertos como de curiosos entusiastas.

Cata Finca Suárez

La cata comenzó con el Pet Nat, un espumante natural, vivaz y refrescante, elaborado bajo método ancestral que sorprendió por su frescura y carácter. Le siguieron el Chardonnay, elegante y mineral, y el Semillón, de perfil más austero y textura envolvente, ambos blancos fermentados con levaduras autóctonas y sin intervención excesiva.

Cata Finca Suárez

El recorrido continuó con el Malbec, fresco, jugoso y representativo del estilo de la casa; seguido por el Cabernet Sauvignon, intenso pero equilibrado, con notas especiadas y taninos firmes. Como broche de oro, se degustó “Las Piedras”, un vino de parcela elaborado a partir de viñedos implantados sobre suelos calcáreos de gran profundidad, que ofrece complejidad, mineralidad y una marcada personalidad.

La cata fue maridada con platos exquisitos de la Chef Paula Comparatore, chef que siempre está en la búsqueda de honrar las raíces culturales y culinarias y así lo hizo con la propuesta de guiso y  humita entre otros platos.

La Anfitriona

Mariela Ivanier, impecable anfitriona y mentora de tan personal espacio que fusiona arte, con su hogar y oficina; una joya bien guardada de la ciudad de Buenos Aires, recibió a los invitados con la calidez y gran don de gente. Su sede, mezcla de galería y refugio cultural, fue el marco ideal para una velada en la que el vino y la conversación se entrelazaron con naturalidad.

La Anfitriona

La noche se extendió entre brindis, recorridas por las piezas de arte  que visten el lugar, y reflexiones compartidas. No faltaron los elogios a los vinos ni las charlas sobre el valor del encuentro, del trabajo artesanal y del regreso a las raíces.

Finca Suárez hoy produce en pequeña escala, bajo una filosofía de mínima intervención, respeto por el terroir y foco en la identidad de cada variedad. La bodega busca contar una historia sincera y cuidada en cada botella.

Así fue como una noche de otoño porteño se convirtió en testimonio de una pasión que atraviesa generaciones, copas en alto y una Argentina que, entre cepas y memorias, siempre tiene algo nuevo para brindar.

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