Sindrome de la cabaña

Sindrome de la cabaña

Por Lic. Constanza Bonelli

La pandemia nos expuso a muchas situaciones, entre ellas y muy importante, a una adaptación emocional debida al miedo a la enfermedad, al aislamiento social, a los nuevos hábitos cotidianos, y ahora que se “abrieron las puertas de casa para salir”, al costo psíquico de una nueva adaptación a una realidad que no es la misma que la de antes del confinamiento. 

Sindrome de la cabaña
Sindrome de la cabaña

Se conoce como “Síndrome de la cabaña” o “Fiebre de la cabaña” a una angustiosa irritabilidad claustrofóbica, que se experimenta cuando se está aislado en un lugar cerrado por un prolongado período de tiempo. Este concepto se desarrolló a principios del siglo XX, en Estados Unidos, para describir lo que le sucedía a las personas que por motivos climáticos severos debían permanecer “encerrados” en sus casas por largo tiempo. Y se adapta para el uso metafórico en situaciones similares, como por ejemplo el estado emocional que algunas personas padecen como consecuencia del tan nombrado ASPO, aislamiento social, preventivo y obligatorio, y del DISPO, distanciamiento social, preventivo y obligatorio .

Se trata de un síndrome que se manifiesta con somnolencia o insomnio, irritabilidad, desconfianza sobre otras personas y sobre lo que pudiera suceder fuera de la casa. Una especie de agorafobia circunstancial que en algunos casos puede provocar desenlaces psíquicos más graves. 

La idea de este “Síndrome de la cabaña” se desprende del otro, el de “Fiebre de la cabaña”, que si bien se los suele utilizar como sinónimos, uno se refiere al malestar por estar encerrados, es el de “fiebre” y el otro al de salir. El confinamiento nos expuso a una doble adaptación, primero al encierro, al aislamiento, al cese de nuestras actividades laborales presenciales y actividades recreativas, y a encontrarnos en una realidad “in door” que desconocíamos. Y segundo, ahora, a salir luego de un período muy prolongado en nuestras casas, y a enfrentarnos a la necesidad de adaptarnos a esta nueva realidad. Es decir que pasamos por el riesgo de padecer las dos versiones de este síndrome del encierro.

Quienes hayan superado con éxito la adaptación al encierro, seguramente sean quienes han disfrutado en esta nueva cotidianidad, de situaciones que antes no experimentaban. Por ejemplo, las relaciones entre padres e hijos han cambiado sustancialmente, así también las relaciones de pareja. Si bien cada uno debía atender sus tareas online, pasaron a compartir mucho más tiempo juntos, a estar más conectados, a conocerse de un modo diferente. La pandemia provocó tantos encuentros como desencuentros. Otros no han sido beneficiados por este tiempo extra compartido y los vínculos se han dañado como consecuencia.

Si consideramos los casos en los que “estar adentro” se convirtió en algo placentero, podría suceder que “salir” sea experimentado con angustia y miedo, con temor a encontrarse con otras personas, con miedo al contacto físico y a la posibilidad de contagiarse que sigue vigente, dando la sensación de creer que el aislamiento es mejor que la salida. Además, después de tanto tiempo nos acostumbramos a estar en contacto físico y cercano sólo con quienes convivimos, y perdimos, probablemente, parte de las habilidades sociales que antes manejabamos con tanta naturalidad. 

Este síndrome no es considerado una patología, sino una reacción sintomática probable al tener que abandonar la comodidad, la seguridad y la tranquilidad que estar en casa brindaba. 

Si salir genera demasiada angustia, es importante hacerlo gradualmente, respetando los protocolos de seguridad para un contacto social saludable y darse tiempo a recuperar las herramientas psíquicas con las que contábamos antes que todo esto nos impusiera crear un nuevo modo de vivir. Además, la situación pandémica no estás resuelta aún y no sabemos cuándo se resolverá, ni cómo. Muy probablemente la realidad más cercana será la de aprender a convivir con el Covid-19, sin miedos ni angustias paralizantes sino con cuidados saludables. 

Consultorios en Nordelta y Belgrano: 4871-6634 / 156-272-2973
UBA matrícula 31906
Candidata de la Asociación Psicoanalítica Argentina
licbonelli@gmail.com / Ig: lic.constanzabonelli

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