
No, no se trata de una escena puntual. Es lo que sucede, detalles más, detalles menos, cada vez que los Pumas, como se conoce al seleccionado de rugby, juegan un partido oficial. Y, dentro de poco, se volverá a repetir. Desde el 19 de agosto, comenzará la edición 2017 del Personal Rugby Championship, el torneo que reúne a los cuatro mejores equipos del hemisferio sur: Argentina, Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica.
Esta será la sexta participación del conjunto nacional en este certamen, que antes era conocido como el Tres Naciones y que sufrió el cambio de nombre con la incorporación de los Pumas. En cuanto a resultados, no ha tenido una buena cosecha: jugaron 27 partidos, con un saldo negativo de tres victorias, un empate y 23 derrotas. La mejor actuación del equipo fue en la edición 2015, cuando terminó en la tercera posición. En las cuatro restantes, nunca pudo salir del último lugar de la tabla de posiciones.
Pero claro, esos resultados adversos tienen una explicación más que razonable: sus rivales están siempre entre los mejores cuatro equipos del planeta. Para entender su poderío, alcanza con repasar los resultados en las Copa del Mundo. De los ocho Mundiales que se jugaron en la historia, estos seleccionados se quedaron con siete: los All Blacks ganaron tres; los Springboks, dos; y los Wallabies, dos. El único equipo que pudo cortar esa hegemonía fue Inglaterra.

Entiende, como muchos, que la participación del conjunto nacional no tiene que ver con dar el batacazo y conseguir una hazaña que parece imposible. Los Pumas lucharon para ingresar a este certamen para tener roce internacional con las potencias y así llegar con una competencia de mayor exigencia a la Copa del Mundo. Y eso quedó demostrado en el último mundial, que se disputó en Inglaterra, en 2015. Allí, el conjunto nacional, que ya había participado en tres ediciones del Rugby Championship, fue uno de los mejores: terminó en la cuarta posición, superado sólo por sus tres rivales del hemisferio sur.
Para seguir creciendo como equipo, Hourcade elaboró una nómina de 33 rugbiers con la base de los que vienen jugando desde hace varios años en los Pumas y en los Jaguares, la franquicia argentina del Súper Rugby. Los abanderados del equipo volverán a ser Agustín Creevy, el capitán, y Juan Martín Hernández. Pero el entrenador también apostó por sangre nueva. Es que hay tres convocados que podrán hacer su debut en el torneo: Gonzalo Bertranou, Emiliano Boffelli y Bautista Ezcurra, quien ni siquiera jugó un partido con la selección mayor.
La noticia que aún se celebra en el núcleo de los Pumas es el regreso de Tomás Cubelli, quien no estuvo en la última convocatoria por una lesión. El festejo es doble para el rugby argentino porque, además de volver al seleccionado, el medio scrum también firmó contrato con la UAR para sumarse a los Jaguares, tras dos temporadas en la franquicia australiana de Brumbies. “Me gusta el desafío. Si bien el equipo es nuevo en el Súper Rugby, para mí ya tiene mucha historia como grupo. Se me vienen a la mente largas giras con Pampas XV, el Mundial y las ventanas con Los Pumas. Jaguares es la continuación de todo ese proceso, pero esta vez en el mejor nivel de clubes del mundo”, declaró Cubelli poco después de sellar el acuerdo.

Como cada año, y por las distancias que deben recorrer los equipos, el fixture estará dividido en tres partes para los Pumas. Primero, viajarán a Sudáfrica para enfrentarse en la jornada inaugural ante los Springboks, el 19 de agosto. La revancha la tendrán siete días después en Salta. Luego, irán a la gira por Oceanía, en donde jugarán contra los All Blacks (9 de septiembre, en New Plymouth) y los Wallabies (16 de septiembre, en Canberra). Para terminar la participación en el torneo, serán locales contra los mismos equipos: el sábado 30 de septiembre, en Buenos Aires, y el 7 de octubre, en Mendoza, respectivamente.
Los Pumas ya ingresaron en la cuenta regresiva. Ahora, la cabeza está enfocada en la preparación para el Rugby Championship. Saben que se enfrentarán a los rivales más difíciles del mundo, pero no esquivan el desafío y trabajan para mostrar su mejor versión. Desde el 19 de agosto, una vez que la camiseta albiceleste cubra su piel, la cabeza le cederá el protagonismo al corazón para poder vivir ese momento mágico otra vez. Ellos se abrazarán en la mitad de la cancha y, entre lágrimas, gritarán desde lo más profundo: “O juremos con gloria morir”.
Por Jeremías Prevosti Pilatti
Fotos de Villarpress




