El poder de seguir aprendiendo: clave para un envejecimiento activo

En un contexto global donde la población de adultos mayores está creciendo aceleradamente —la OMS estima que para 2050 se duplicará, superando los 2.100 millones de personas mayores de 60 años—, el envejecimiento activo se vuelve un tema central. En este escenario, el aprendizaje continuo aparece como una herramienta vital para mantener la mente saludable y el bienestar integral en esta etapa de la vida. Al mismo tiempo, esta transformación demográfica abre nuevas oportunidades para quienes están definiendo su futuro profesional: la sociedad necesitará cada vez más personas formadas en salud, recreación, turismo y otras áreas clave para acompañar activamente a esta creciente población.

El poder de seguir aprendiendo: clave para un envejecimiento activo

A lo largo de la vida, las personas adquieren recursos para crecer y evolucionar, y es fundamental entender que no existe una edad para dejar de aprender. Por el contrario, el aprendizaje es un proceso clave en la vida de las personas mayores, ya que implica desaprender, revisar lo aprendido e incorporar nuevos elementos, esenciales para adaptarse a los desafíos de esta etapa.

Este proceso pone en marcha elementos tan importantes como la atención, la memoria, la emoción, la motivación, la percepción y la revisión de lo aprendido, los cuales interactúan con esa reserva cognitiva que cada persona adquiere, cuanto mayor sea más favorecidos nos veremos para enfrentar por ejemplo patologías mentales. Al estimular al cerebro a aprender cosas nuevas, se favorece la creación de nuevas conexiones neuronales, fortaleciendo la neuroplasticidad.

En este sentido, aprender no solo estimula el cerebro de las personas mayores, sino que también genera entusiasmo frente al desafío del conocimiento. Desde una perspectiva gerontológica, cabe destacar que muchas personas mayores provienen de etapas donde el aprendizaje era un valor fundamental en sus vidas pero quizás no tuvieron la posibilidad de estudiar, el trabajo era necesario en las casa para subsistir y entonces se abandonaba ese deseo de estudiar  ir a la universidad y llegar a ser profesionales, la mayor expectativa de vida y la oferta de muchos centros educativos de actividades tipo taller, curso o carreras para todas las edades ha permitido a personas mayores cumplir sus sueños, la emoción que siente una persona mayor cuando entra a una universidad es algo impactante. Las escuelas y los espacios educativos eran percibidos como un tesoro, y para ellas, aprender sigue siendo un desafío y una oportunidad muy valiosa.

Ofrecer espacios donde puedan continuar aprendiendo es un compromiso que debe asumirse con seriedad, ya que el acceso a la información y formación adecuada otorga mejores herramientas para planificar la vida y enfrentar la toma de decisiones. En esta línea, es fundamental que los profesionales promuevan y acerquen información relevante, facilitando el acceso a nuevas disciplinas, actividades grupales y oportunidades de aprendizaje que luego se transformaran en lo aprehendido y podrá ser utilizado para la vida misma.

Envejecer en un mundo con mayor esperanza de vida implica repensar el modo en que transitamos esa etapa. Lejos de ser un tiempo de inactividad, puede convertirse en una oportunidad para redescubrir intereses, desarrollar nuevas habilidades y seguir creciendo. El aprendizaje continuo no solo estimula la mente, sino que fortalece la autonomía, la autoestima y el sentido de propósito. Apostar por una vejez activa es, en definitiva, apostar por una vida más plena y significativa.

Graciela Spinelli, Lic. en Gerontología y responsable del Dpto. de Gerontología de la Residencia y Centro de Rehabilitación Los Pinos.

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