Por la fuerte lluvia, se alcanzaron niveles récord

Por la fuerte lluvia, se alcanzaron niveles récord

Agosto llegó rápido y fresco este año, pero sobre todo con mucha agua. Pasamos semanas con el paraguas abierto en lo que parecía ser la excepción a la frase que se repite en consuelo “siempre que llovió, paró”. Más bien parecía “siempre que paró, volvió a llover” la norma. Y estas precipitaciones no sólo significaron más gente mirando por la ventana desanimada, también los cuerpos de agua que caracterizan a la zona se vieron influidos por las lluvias.

La razón, el fenómeno del Niño. Generado por el calentamiento de la franja ecuatorial oriental del pacífico, cada año Buenos Aires se ve afectada por las grandes precipitaciones que trae; y anualmente sus consecuencias vienen en alza. El fenómeno se suele categorizar de acuerdo a su intensidad: débil, moderado o fuerte. Cabe destacar que el que estamos viviendo en este momento se encasilla entre los más intensos, y se pronostica como “el más fuerte en los últimos 100 años”. Aclaremos, comentamos que lo estamos viviendo, porque se estima que pueda continuar entrada la primavera hasta inclusive el verano.

Particularmente, en la zona esto significó al día de hoy una increíble cantidad de agua en las precipitaciones, que generan inundaciones y el crecimiento invasivo de los lagos. Afortunadamente, en Nordelta hay un meticuloso método preventivo para controlar las crecidas.

Comienza en base a los datos que comparte el Servicio Meteorológico Nacional, cuando se anuncia una tormenta se inician una serie de procedimientos que lograran minimizar los percances que puedan producir las lluvias. En una primera instancia, se revisa que los sumideros de los barrios estén destapados para escurrir el agua de las calles. Luego si el tiempo alcanza, se abren las compuertas del canal de desagote Las Tunas, arroyo que desemboca en un ramal del Luján, con la intención de bajar la altura de los lagos y poder amortiguar el crecimiento que vendrá. Estas mismas compuertas se cierran antes de que comiencen las lluvias, y se vuelven a abrir una vez que terminan para descomprimir el agua acumulada.

Las lluvias de agosto sin embargo fueron más intensas de lo común. Marcelo Costa, gerente general de AVN, nos explicó que los lagos en Nordelta se intentan mantener en una cota de entre 1,30 y 1,40 metros promedio durante todo el año, pero que con las lluvias de la primera quincena de agosto se registró un crecimiento record histórico en la ciudad pueblo. La cota máxima registrada hasta entonces había sido de 1,82 en el 2010, luego de las intensas lluvias que llegaron tras una larga sequía; pero en esta ocasión, el lago alcanzó un máximo de 1,98 metros.

El caso fue particular, ya que las últimas semanas de julio había traído 58 milímetros de precipitaciones, elevando al lago a una cota de 1,48 metros. Por lo tanto se abrieron las compuertas de descompresión del lago, las cuales se utilizan para reducir el nivel de los cuerpos de agua nordelteños entre 0,4 y 0,5 metros por día; pero a la espera de una nueva tormenta que se avecinaba tan sólo días después, con 286 milímetros de lluvias entre el 5 y el 13 de agosto, el crecimiento era algo inevitable.

Las consecuencias no fueron muchas, afortunadamente las calles (exceptuando algún caso particular) escurren bien y no se ven muy afectadas por las lluvias. Sí podíamos encontrar a los muelles, los pilares que separan el agua de los terrenos y otros espacios bajos sumergidos en el agua, y se mantuvieron así por bastante tiempo. En una primera instancia, fue imposible recurrir al arroyo Las Tunas para la descompresión de los lagos. AVN envió un comunicado a los vecinos informado que por las mismas razones que crecían las aguas internas, el canal y sectores de la costa se encontraban aún más saturados por las precipitaciones que Nordelta, por lo que si se hubiesen abierto las compuertas antes de tiempo hubiese significado que, en vez de la ciudad pueblo desagotar hacia el arroyo Las Tunas, hubiese funcionado a la inversa, provocando aún más inundaciones en los barrios internos. Por eso, lo único que se pudo hacer fue esperar a que se estabilizara todo, para luego poder empezar a tratar las crecidas. Una vez que se pudo hacer, como el desagote de los lagos no es muy veloz, y las crecidas de este mes fueron particularmente altas, tomaría más de diez días alcanzar niveles normales. Al día del cierre de esta edición el agua todavía no alcanzó los niveles deseados.

Recordemos que la zona sobre la que está construida la ciudad pueblo y otros barrios aledaños originalmente fueron humedales, por lo que las inundaciones eran moneda corriente. Al día de hoy, las obras que realizó Nordelta son muy efectivas para mitigar las consecuencias que provocan la llegada de El Niño u otras fuertes tormentas. De cara al fenómeno que etiquetan como “el más fuerte en cien años”, esperemos que sigan siendo tan efectivos como hasta ahora.

Por Pedro Canton Corbelle

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