Formar praderas en espacios verdes

Formar praderas en espacios verdesHoy se puede armar una pradera en un jardín, en un campo de golf o en la parquización de un barrio cerrado, creando y diseñando espacios en base a siembras de semillas, implantación de plantas envasadas o la combinación de ambos métodos.

Después de varios años de experimentar con semillas y crear sus propias plantas, la paisajista Gabriela Kricorian, llegó a la conclusión de que en aquellos jardines donde se permitía semillar, las plantas aumentaban en forma notoria su tamaño y comenzó hacer los canteros directamente con semillas de flores, logrando jardines de aspecto silvestre, en donde las flores se convierten en semillas y los ciclos de la naturaleza son bienvenidos.

Es así que animándose a crear espacios naturales y silvestres y tomando como ejemplo la naturaleza fue incursionando en la formación de praderas. Las plantas silvestres, como es obvio, no están espaciadas uniformemente, ellas no forman hileras ni determinados diseños. En algunos lugares se agrupan en forma compacta mientras que en otros aparecen más separadas. Los contornos de los grupos raramente están bien definidos. Los ejemplares que se encuentran alejados de la colonia principal indican el sitio en donde por casualidad cayó una semilla. Las plantas dentro de una colonia natural son comúnmente de diferentes tamaños y altura. Las más pequeñas muchas veces representan a los ejemplares más jóvenes, otras a que están creciendo en áreas de terreno menos favorables. Muchas veces las semillas son transportadas por el viento, otras por los cursos del agua y también por los pájaros y allí, en donde caen, crecen y se desarrollan formando estos nuevos espacios naturales.

“Para que una construcción sea una pradera y no un jardín tradicional lo importante es el manejo que se le brinde al lugar”, expresa Gabriela. Por eso aclara que la palabra ‘pradera’ tiene una definición ecológica, es decir, que podemos asegurar que hay praderas que son formadas naturalmente y que no son jardines. Pero actualmente también se está usando esa palabra para describir a estos jardines de aspecto y comportamiento silvestre, que además otorgan varios beneficios al ambiente como menor uso de agua de riego, aporte de alimento y refugio para insectos y pájaros, como también uso nulo de agroquímicos porque el cultivo es orgánico.

“Yo incluyo la mayor cantidad de plantas nativas en el diseño, y agrego especies exóticas pero no invasoras. En el mantenimiento de estos espacios es necesario hacer una única intervención, cuando la población de plantas ya está instalada, que dependiendo del lugar se realiza en invierno o primavera. Esto si bien implica que el personal que realice esta intervención esté altamente calificado, al efectuarlo una sola vez en el año ya no se requerirá nuevamente este servicio. Generalmente son los dueños del jardín quienes quieren aprender esta actividad y dedicarse a ella. Ser parte del jardín y apreciar cada planta que nace y florece es muy gratificante”, concluye Gabriela.

Por Pauline Walker

Praderas naturales

Las praderas que se forman naturalmente son ecosistemas constituidos por especies naturales (nativas) y naturalizadas: las especies endémicas o nativas, son aquellas que se encuentran dentro de su área de distribución natural u original, acorde con su potencial de dispersión natural; sin la ayuda o intervención del ser humano y forma parte de las comunidades bióticas naturales del área. Las especies naturalizadas, a diferencias de las nativas, son exóticas introducidas en un área o lugar que por sus características (similitud ambiental al área de distribución original o condiciones adecuadas), permite el establecimiento de poblaciones autosuficientes en vida libre.

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