Coro Santa Bárbara en Encuentro Coral de Gualeguay

Coro Santa Bárbara en Encuentro Coral de Gualeguay

Hace algunas semanas, el Coro Santa Bárbara en Encuentro Coral de Gualeguay, hizo su performance. Formado por coreutas de nuestros barrios, concurrió al XVI Encuentro Coral de Gualeguay como lo viene haciendo desde el 2008. Desde entonces y siempre con la dirección del director Marcelo Ortiz Rocca ha tenido el privilegio de cantar, en un marco cada vez más importante con excelentes coros y gente amiga. Este año nuestro director concurrió con cuatro coros el Coro Santa Bárbara, el Ensamble Vocal Buenos Aires, el Coro Facultad de Ingeniería y el Coro Banco Ciudad de Buenos Aires.

Primera jornada

La iglesia San José es la sede del comienzo de esta nueva aventura entrerriana. La gente ha tomado asiento y aguarda expectante junto a los coreutas. La puerta del fondo se abre y en «procesión» se acerca el Ensamble Juan Sebastián, con Nora Ferrando al frente, cantando «El Señor Juan Sebastián» obra que señaló el inicio de esta nueva edición. Luego, nuestro Coro, ocupó el presbiterio para iniciar su presentación con dos villancicos de especial ternura.

Los aplausos que le siguieron dieron inicio a otros coros, voces y obras que pasaron de la delicada «Florcita amarilla de tu sombrero» para hundirse en el canto grave y profundo de Marco Antonio Ingegneri que recoge el drama de la Crucifixión, al que siguió el juego de voces de la obra de Antonio Lotti.

En los asientos, público y coreutas fueron cambiando sus posturas copiando la tensión de las obras, que crecían en profunda y dramática sonoridad. A mi izquierda una señora, una abuela sería mejor descripción, de ojos tan claros como su cabello, no encontraba forma de sentirse cómoda en su asiento y, cada vez más seguido, se recostaba contra la arista de la columna mientras seguía con atención cada una de las obras.  La tensión no disminuyó con el siguiente coro y solo los sostenidos aplausos hicieron de válvulas apropiadas para bajar la emoción.

Los relojes, lejos de esta realidad, seguían su marcha y el tiempo se escurrió hasta hacerse sentir entre el público que, en cada intermezzo, fue saliendo silenciosamente del templo. Quedaban aún coros no escuchados, con su oferta de calidad musical y alegría. El cierre llegó con el coro del Banco Ciudad de Bs. As. cuyos temas de zarzuelas produjeron un prolongado aplauso final. Todos hicieron gala de sus méritos.

El Centro de Educación Física «Luis Rafael Mac Kay»

La segunda jornada del encuentro incluía la muy esperada Gala de Gualeguay. El marco espectacular del centro nos remitía a lo vivido el año anterior. Había agregados que hacían presumir algo distinto. Arañas, candelabros y copas de champagne se sumaban a un amplio espacio despejado frente a la orquesta. Los vecinos de Gualeguay, con cuidada vestimenta como quién va a un acontecimiento importante, llenaban rápidamente asientos y graderías. La Orquesta Filarmónica de Rio Negro ocupó sus posiciones y comenzó el afinado de instrumentos. Sus sonidos señalaron el momento de guardar silencio y prepararse a escuchar.

¡Ese día haríamos dos funciones! Con pequeñas diferencias de repertorio y con un corto intervalo entre ellas para dar tiempo al recambio de los asistentes que, en algunos casos, repitieron todo el programa.

Subió al podio el joven director, Martín Fraile, quien fue recibido con cálidos aplausos. La Orquesta comenzó con obras que revelan su origen rionegrino que hacían conocer a través de sus presentaciones. Escuchamos «Luz de Catriel» y «Confluencia» antes de dar paso a los solistas que entregaron arias de la ópera «Giuditta», de «Romeo y Julieta» y de Elisir d’amore de Donizetti. Al terminar se hizo presente el ballet «Amanecer Gualeyo», formado por jóvenes de Gualeguay conocidos por sus actuaciones folklóricas, que respondiendo a la invitación del «Vals de las Flores» del ballet «Cascanueces» de Chaikovski, ocuparon el amplio espacio frente al escenario para bailar una ajustada versión coreográfica del conocido vals.

Los 300 coreutas comenzaron a subir las altas gradas preparándose para el arranque de su actuación. Ante una concurrencia tan grande, un coro formado a su vez por 8 coros con directores distintos y formados en una alta tarima que invita al vértigo, siente mariposas en el estómago, pero haciendo un esfuerzo de relajación y concentración, pronto los 300 se transformarían en uno navegando con alegría en la música que nos llega de la orquesta. El tono de nuestras canciones va cambiando desde la seriedad y belleza armónica del Laudate Dominus hacia la alegría del Coro de los Herreros, Va Pensiero y las graves admoniciones del O Fortuna. El público aplaude cada vez con más entusiasmo, de pie y sin cansancio. La música los ha atrapado. Llega el Brindisi y mientras el ánimo festivo invade el Polideportivo, ahora «el Colon de Gualeguay» como me confesó una vecina en 2015, se unen a la fiesta los miembros del ballet haciendo una nueva coreografía que remite al final con los vasos en alto brindando con orquesta y público mientras la alegría se transforma en un interminable aplauso acompañado por gritos exultantes que abren el camino para liberar las emociones acumuladas.

La segunda función comenzó apenas se terminó el rápido cambio de vecinos. Las obras fueron apenas diferentes pero la reacción del público fue casi efervescente. Los aplausos tendían a llenar cualquier silencio al extremo que la soprano se vio interrumpida en su canto apenas hizo un silencio. El final fue espléndido, arrebatador y los directores de los coros, formados con sus coreutas, vivieron la misma alegría y agradecimiento de todos. Siguieron distinciones, felicitaciones, recuerdos y, como no podía ser de otra forma, un reconocimiento muy especial para Nora Ferrando, la creadora y organizadora de este espacio musical.

Los Encuentros Corales de Gualeguay han trascendido no sólo el ámbito geográfico sino también el que corresponde a la expresión coral, gracias a la imaginación creadora y el trabajo personal de Nora Ferrando y quienes la acompañan. También, como no se cansan de repetir, de la increíble respuesta de la gente. El encuentro que acabamos de vivir, con la incorporación del Ballet, se transformó repentinamente en un espectáculo audiovisual donde la atención pasaba, alternativamente, de la relativa inmovilidad de la masa coral a la gracia de quienes con su baile acompañaban la música que se escuchaba.

El ballet Amanecer Gualeyo, incorporó para esta gala otro género de baile, distinto, de exigencias musicales más difíciles y ante un público muy numeroso. Y lo hicieron bien y gozaron por haber podido encontrar una nueva forma de mostrar su arte.

El año pasado el polideportivo se llenó de gente entusiasta. Este año hubo que duplicar la gala. Los vecinos de Gualeguay y otras localidades no querían perder la oportunidad de compartirla. Habían gozado de esta bellísima música y quería volver a disfrutarla, en ese marco, como una fiesta. Y esto también es crecer.

Hubo coros muy nuevos, de gente muy joven, que hacían de esta su presentación a escala mayor. Y cantaron rodeados por coreutas de larga experiencia que les daban apoyo y confianza. Y esto también suma, hace mejor a la gente porque incorporando nuevas habilidades crece.

Sumar siempre es más, es crecer, es ir adelante y es un logro muy importante de este festival. Quizás sea este crecimiento un rédito no explicitado, pero demuestra el valor de las expresiones de este tipo en el desarrollo de los grupos humanos y por ello la necesidad de repetirlos. Valor que debiera tenerse en cuenta cuando se trata de darles el necesario apoyo.

Por Carlos Ricur de Coro Santa Bárbara

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